domingo, 10 de febrero de 2008

¿Una crítica literaria?

Hoy he entrado en la página web de una editorial, Punto y Aparte . Hace unos días les hice una visita. Están liados, entre otras muchas cosas, con la lectura de Mendrugo. Ya he hablado de ello en el blog. Me parecía lógico conocer la imagen que dan en la Red. Bien. En ella invitan a los lectores a enviar sus críticas literarias. Estoy acabando de leer una novela, y no sé por qué motivo me he puesto a escribir mis impresiones sobre ella. “Ha de ser corto”, me he dicho. Y, aunque no sé si es correcto, pienso que ellos tienen el mismo derecho de recibirla que quien tenga a bien leerla aquí. Por ello la posteo (creo que así se denomina en leguaje bloguero publicar un post).


Leo. Me sorprendo. No es muy frecuente que entre la páginas de un libro salga una bocanada de aire fresco. Incluso en pasajes que se me hacen densos, circula el aire. No conozco nada sobre Antonio Orejudo (jamás leo las reseñas propias de la parte interior o posterior de las cubiertas de los libros). La faja anuncia la segunda edición de Fabulosas Narraciones por Historias (Tusquets Editores, noviembre, 2007). Pero la nueva está en el interior, estructurado en capítulos. Cuesta imaginar, de la forma que lo hace al autor, a los personajes de fama reconocida. Al final lo asumes. ¿Esperpentos? No. Personas de carne y hueso, lejanos a la idealización que su ingenio y su obra nos ha traído. Menos cuesta aceptar a los totalmente inventados. Entre ellos ocurren hechos, unos cercanos y otros ajenos a la cotidianeidad que yo vivo. Me refiero, en cuanto a las primeras, al acto de arrancarle de un muerdo medio pene a un tío (claro, no va a ser a una tía). En cuanto a las cercanas, el irse a putas, de juerga y borrachera compone un entorno propio del tiempo que se congela en la novela (digo yo). Hablar de una generación literaria en términos de pasiones e inconsciencia humana, no es lo normal. La historia no te atrapa, pero se deja seguir y te interesa. Las palabras poco usuales, que yo agradezco, empiedran la vía que recorren los diálogos de los personajes. Las tertulias se alían con los residentes para describir un mundo que fue, donde la plática llenaba el tiempo que hoy monopoliza la televisión. El sexo, por el contrario, que nunca podrá ser sustituido por nada, sigue siendo la pasión por excelencia. Pero sin sus muchas apariciones, la mentira quedaría coja; no sólo está incrustada entre sus páginas; también entre los personajes que deambulan por ellos, como la ironía y el sarcasmo. Y quede claro que lo susodicho no es una crítica litería (llevo fatal emitir juicios), se acerca más a las impresiones personales acerca de una novela que una amiga me debía (y a mí se me había olvidado). “¿A ver si con esta acierto?”, me dijo. Y acertó. Gracias, Viti. Gracias Antonio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me alegro.
De nada.