—Qué
—¿El divodsio ez un viduz contahiozo?.
—Ni es un virus, ni se contagia.
—¿Eztáz tú zegudo? —me cuestión Erre C. A.
—Sí, del todo.
—Poz yo queo qu’ez una enfedmedá nueva que apadesió en Ezpaña en
mil novesientoz oshenta y uno.
—El divorcio ha existido siempre, aunque no en el Código Civil. Y,
además, tú no habías nacido siquiera en ese año, ¿cómo te vas a acordar?
—Yo no he disho que m’acuedde.
—El divorcio es lo contrario al matrimonio.
—Ezo que lo disez tú.
—Vale que no, es romper una unión sentimental y vital. Es deshacer
lo hecho.
—¿Y cómo dezhasez loz hihoz?
—Ese es otro tema, y no se da siempre.
—Ez que zi no coinside eza sidcuztansia no medese la pena hablad
del tema. El tiempo lo boda todo menoz la patednidá.
—Y en algunos casos también, no te creas. De la misma manera que
algunos hijos se olvidan de que tienen padres. Mis hermanos, sin ir más lejos.
—¿Tú tienez hedmanoz? —se sorprerndió el rano— ¡Qué zuedte!
—Sí, pero qué mala. Al menos para la Juana. Pero sí, yo tenía tres hermanos por falta de uno.
—¿Teníaz? ¿Z’han muedto? Pobesitoz.
—La verdad es que no sé si están vivos. Con el paso de las
dificultades que planteó y plantea el envejecimiento de mi madre, sus hijos
fueron cayendo como hojas de un árbol en otoño. A ese árbol ya sólo le queda
una hoja.
—Lo disez un pelín dolido.
—No sólo dolido, sino defraudado. Es un aspecto de la vida que no
asimilo. Entendería que pasaran de mí, que me tildaran de lo que quisieran, pero
borrar a una madre que la única culpa que tiene es la de haberlos sacado
adelante... Eso no me entra en la cabeza.
—Ni a mí en el codasón.
—Es igual, ellos se lo pierden.
—Hombe, el deterioro de una pedzona no ez muy agadable.
—Tienes mucha razón. Pero tener la posibilidad de ver a tu madre
como la niña que debió ser, no es una vivencia desestimable. No recuerdo a mí
madre especialmente cariñosa, y ahora lo es, y mucho. Y no quiero decir que
compense ver cómo tu madre se va alejando de un mundo que ya no le sirve para
nada.
—Poz a ti te queda poco.
El del juramento |
—Ezo lo disez con la boca pequeña.
—Ya veremos.
—Te pometo que Ede Se A te va a cuidá cuando no puedaz ni con tu alma.
—Ten cuidado con lo que prometes no vaya a ser que lo tengas que cumplir.
—Ya vedemoz, como disez tú. Pedo tae la Biblia que lo voy a hudad.
—Ya vedemoz, como disez tú. Pedo tae la Biblia que lo voy a hudad.
—¿Tipo toma de posesión?
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