jueves, 3 de mayo de 2012

Los tipos de divorcio

—Mendugo.
—Qué
—¿El divodsio ez un viduz contahiozo?.
—Ni es un virus, ni se contagia.
—¿Eztáz tú zegudo? —me cuestión Erre C. A.
—Sí, del todo.
—Poz yo queo qu’ez una enfedmedá nueva que apadesió en Ezpaña en mil novesientoz oshenta y uno.
—El divorcio ha existido siempre, aunque no en el Código Civil. Y, además, tú no habías nacido siquiera en ese año, ¿cómo te vas a acordar?
—Yo no he disho que m’acuedde.
—El divorcio es lo contrario al matrimonio.
—Ezo que lo disez tú.
—Vale que no, es romper una unión sentimental y vital. Es deshacer lo hecho.
—¿Y cómo dezhasez loz hihoz?
—Ese es otro tema, y no se da siempre.
—Ez que zi no coinside eza sidcuztansia no medese la pena hablad del tema. El tiempo lo boda todo menoz la patednidá.
—Y en algunos casos también, no te creas. De la misma manera que algunos hijos se olvidan de que tienen padres. Mis hermanos, sin ir más lejos.
—¿Tú tienez hedmanoz? se sorprerndió el rano ¡Qué zuedte!
—Sí, pero qué mala. Al menos para la Juana. Pero sí, yo tenía tres hermanos por falta de uno.
—¿Teníaz? ¿Z’han muedto? Pobesitoz.
—La verdad es que no sé si están vivos. Con el paso de las dificultades que planteó y plantea el envejecimiento de mi madre, sus hijos fueron cayendo como hojas de un árbol en otoño. A ese árbol ya sólo le queda una hoja.
—Lo disez un pelín dolido.
—No sólo dolido, sino defraudado. Es un aspecto de la vida que no asimilo. Entendería que pasaran de mí, que me tildaran de lo que quisieran, pero borrar a una madre que la única culpa que tiene es la de haberlos sacado adelante... Eso no me entra en la cabeza.
—Ni a mí en el codasón.
—Es igual, ellos se lo pierden.
—Hombe, el deterioro de una pedzona no ez muy agadable.
—Tienes mucha razón. Pero tener la posibilidad de ver a tu madre como la niña que debió ser, no es una vivencia desestimable. No recuerdo a mí madre especialmente cariñosa, y ahora lo es, y mucho. Y no quiero decir que compense ver cómo tu madre se va alejando de un mundo que ya no le sirve para nada.
—Poz a ti te queda poco.
El del juramento
—No sé lo que me queda, pero estoy convencido de que el día que la vida me cierre la puerta, espero tener fuerzas para echar la llave.
—Ezo lo disez con la boca pequeña.
—Ya veremos.
—Te pometo que Ede Se A te va a cuidá cuando no puedaz ni con tu alma.
—Ten cuidado con lo que prometes no vaya a ser que lo tengas que cumplir.
—Ya vedemoz, como disez tú. Pedo tae la Biblia que lo voy a hudad.
—¿Tipo toma de posesión?
—No, tipo toma iluzión.









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