lunes, 21 de mayo de 2012

La IP

Oí gritar en la escalera, corrí, me asomé y escuché.
—¡MENDUGO, MENDUGO! —era R.C.A., había ido a comprar el pan y subía con gritos de urgencia.
—¿Qué? —contesté y me interesé—. ¿Te ocurre algo?
—Que m’h’encontao una IP en el descanzillo del zegundo.
—¡Uy, qué miedo! —bromeé al relajarme—. Eso te pasa por no subir en el ascensor.
—Ez que no llego a loz botonez.
—Pues salta, que a las ranas se os da bien.
—Laz danaz no zomoz helicóptedoz, zaltamoz hacia delante. No zabemoz caed en el mizmo zitio. Y ya me he dado una ves en la puezta con laz nadisez .
—Bueno, ¿y dónde está la IP? —le pregunté después de dejarle entrar y cerrar la puerta—. Puede ser la que se le ha perdido a nuestro router.
El osho
—Ze me ha ezcapao. Me he quedado con el osho ente loz dedoz. Mida.
—¿Mira? Mira que eres soso. Ahora estaremos otros tres días más sin acceso a Internet. Y, encima, has mutilado a la pobre IP. Guarda ese ocho por si acaso, anda.
—Y pod qué no llamaz a loz de nadanha y lez disez que buzquen pod aquí una IP mutilada.
—¿A los de naranja?
—En Maduecoz laz llaman azí.
—¿Cómo?
—Odanges.
 —Ya. ¿Y qué les digo, que tenemos uno ocho viudo?
—No, que haz vizto a tu IP dándoze un gazbeo pod la ezcaleda.
—¿Y tú crees que me van a creer?
—¿No lez queez tú a elloz?
—Pues, la verdad, no. YA CON todo lo que nos ha pasado desde que tenemos contrato con ellos...
—¿Y si metemoz el duted en una haula cuando noz devuelvan la IP?
—No valdría para nada. La IP que tenemos no es fija, es dinámica.
—Conociéndote y en ezte cazo, ¿dinámica ez zinónimo de badato?
—Sí, en este caso sí. Una IP fija es más cara.
—Clado, al sed fiha no ze podía ezcapad; como yo.
—No. Tú puedes escaparte cuando quieras. Es más, yo te animaría a hacerlo.
—Ede Se A ze lo tomadía a mal, pedo como haz uzado el condisional... Pedo ya te conosco, si m’ezcapo no me buzcaz.
—Nooooooo —exageré—. Yo te buscaría hasta debajo de las piedras.
—¿Lo vez? Ahí zegudo que no me ibaz a encontad. De todaz fodmaz m’alego que que ze haya ezcapo, aunque ezpedo no habedla hesho daño al adancadle el osho.
—¿Y por qué te alegras?
—Podque azí no hablaz de mí. Ez máz, como apadezca ota ves pod aquí la pongo como me ponez tú a mí.
—¿Y cómo te pongo yo?
—Como hoha de pedehil. Y, a ved zi te hasez oto cuaderno, qu’ézte z’eztacabando.





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