El del mate de tez puntoz |
Me había levantado de buen humor y vi al rano jugar al baloncesto con la papelera. También parecía contento, porque gritaba: "Canazta de tez puntoz, zeñodez. Ede S. A. encadila el padtido". Así que aproveché.
—Eso no es una canasta de tres puntos, es una mate.
—Pedo vale tez puntoz.
—Oye, Erre C. A, perdona que te interrumpa, ¿te puedo hacer una pregunta personal?
—Mehod que hasedme una falta pedzonal. Pedo dime.
—¿Por qué nunca croas?
—Podque no zé desid la ede.
—No, venga, en serio.
—¿En sedio me lo peguntaz?
—Sí.
—Podque no zé.
—¿Pero, siendo un rano, cómo es que no sabes ?
—Podque no m’enzeñadon.
—Eso no se enseña, se aprende de los padres.
—Acuéddate de que mi made eda una camella y
mi pade un león.
—Entonces no es porque no te enseñaran. Pero tampoco ruges.
—Podque conviví poco con mi pade. Eztaba ziempe fueda de caza.
—Es raro, porque los leones no cazan, defienden el territorio. Son
las leonas quienes alimentan la manada.
—Caza con eze y la faze zin coma: fueda de caza, no fueda, de caza.
—Vale, vale.
—Y ademáz, miz
padez edan monógamoz.
—Pero si eran un león y una camella, ¿cómo iban a ser monos y
gamos?
—¿Eztáz vasilando a Ede S. A.?
—¿Yoooooooo? No se me ocurriría.
—Y la veddá, conosiendo como conosíaz a mi pade, hay que tened
musha imahinasión pada ved a un león de pelushe casando búfaloz.
—Tienes razón, ni casando búfaloz, ni casando parejas enamoradas.
Pero, ahora caígo.
—Y zi no te voy a tidad yo como zigaz con la guaza.
—Claro, los camellos son rumiantes.
—Vaya cultuda, sabed que loz camelloz zon dumiantez.
—Quiero decir que ya sé el motivo por el que tienes que estar todo
el día masticando, los genes de tu madre que era rumiante.
—Y la tuya intelihinte y mida el hiho que ha tenido. Todo el día
matando tontoz y ziempe queda alguno.
—No se puede renunciar a la genética. Uno es lo que es.
—Ya, lo difísil ez zabedlo.
—¿Saber qué?
—Zabed qué ez uno.
—Menos que dos.
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