Negar que Garzón está
politizado, es negar que la Justicia, léase judicatura, también está acentuada
por las derechas y las izquierdas.
Negar que alguien al que un
juez acusa, acabe ese alguien en prisión o no, le tiene manía al menos, es negar que
somos prisioneros de nuestras pasiones.
Negar que Garzón es un buen
juez para nuestro estado de derecho, es negar que los Oubiña, los Charlines,
los etarras o Pinochet no deberían haber sido juzgados.
Negar que Garzón se mueve
por intereses propios y que está libre de egoísmos y egocentrismo es achacarle
a la madre Teresa esos defectos (?) o negar que el juez citado sea un ser humano.
Negar que a otro juez, éste
xenófobo y machista, pague mil euros por ello y siga donde Garzón no puede
seguir, es negar que en la justicia humana no hay errores.
Negar que Garzón prevaricó,
sólo puede negarlo o afirmarlo él, porque sólo él conoce aquello por lo que se
le juzga.
Negar que estar de acuerdo,
o no, con la sentencia unánime del Tribunal Superior no se basa en la confianza
que cada uno pueda tener en lo que declaró el juez Garzón, es negar que la justicia ve, y que, de vez en cuando, mete la uña en un platillo de la balanza. Porque, por mucho que los políticos y los poderosos que salen en la tele nos sermoneen con que hay que respetar y creer en la Justicia, todos sabemos que lo hacen con la boquita pequeña y pensando en qué diríamos si no.
Negar que Garzón es un grano en el culo de muchos, es negar que Garzón no se equivoca nunca.
Negar que no acepto por dónde me llevan, es negar que estoy vivo.
Mi más sentido pésame a los idealistas de cualquier tendencia política y mi enhorabuena a todo aquél que le guste amputarse un dedo.
Imágenes
bajadas de
(1ª)
www.congarzon.com y
(2ª) www.esperantia.com (ésta manipulada).
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