domingo, 26 de febrero de 2012

¿Confabulación?

—¡Qué oportuna la tele!
—Todo se estropea.
—Zi ez que ziempe compaz lo máz badato —me echó en cara el rano.
—No. Te equivocas.
—Vaya que no —insistió, por eso hube de darle explicaciones.
—No. Esa televisión me la regalaron, igual que la anterior. Y de todas formas a ti no te afectó el bolsillo —me revolví.
—Poz vaya degalo de caca.
—¿Cómo que vaya regalo de caca? —me encaré con Erre C. A.—. En esta vida, lo mínimo es sentir agradecimiento, y demostrarlo, por los favores que a uno le hacen.
—Pod a Ede Se A te lo degaladon y no veo yo eze agadesimiento pod ningún zitio.
—Porque tú no eres quien me lo regaló, listo.
—Pedo lo zuyo zedía cuidadme como odo en paño pada demoztad agadesimiento, ¿no?
—No quiero ir en contra de mis sentimientos pero alhaja con dientes...
—No piedde bocado.
—Mal dicho, pero nos entendemos.
—¿Y vaz a compad ota?
—No quiero más alhajas como tú.
—Digo ¿qué zi vaz a compad ota televizión?
—De momento no.
—Poz la que haz puezto en el zalón z’ha debido mohad y ha encohido.
—Claro, por eso tú no te duchas.
—Ente otaz cozaz. Pedo, oye, ¿tu hiho no tenía un telezcopio?
—Sí.
—¿Y ze lo ha llevado o eztá en zu bita?
—Pues... Creo que está en la habitación de mi hija.
—Ze lo voy a pedí.
—Hombre, por fin vas a hecer algo que te aporte algo.
—Ezoz algoz zon ved tu minitele.


El miope

—¡Qué exagerado eres!
—Pedo zi en el partido que vimoz ayé padesían pitufoz dando patadaz a una hodmiga.
—El partido que vimos ayer era de tenis, no de fútbol. Y los de azul con gorra eran los regogepelotas y los jueces de línea.
—Lo que te digo, no ze diztinguen ni loz depodtez.
—Pues acércate más.
—No, que m’ha eshao la bonca tu shica.
—¿Y eso?
—Podque dise que lleno la pantalla de babaz. Lo que nozabe ez que edan láguimaz podque estenadon Madselino pan y vino y me hadté de llodá. Y clado, pada ved algo me asedqué musho a la pantalla.
—Te lo crees todo. Estreno de Marcelino pan y vino... —me mofé—. ¿Y por qué no vas al oculista? Por si acaso...
—A mí no me paza nada en el culo, zalvo el dezcocido.
—O-cu-lis-ta. De oculus oculi: ojo.
—¿Pedo de veddá que no vaz a compad ota?
—No me gustaría.
—Poz tu hiha, tu shica y yo ya hemoz hablado del tema. Y noz hemoz desidido pod una Zamzung de cuadenta pulgadaz.
—Vamos a ver, entonces ¿para qué toda esta historia?
—Ede Sea no quedía hasedte de menoz.
—¿Y no será que te gusta enredar?
—Ezo también.
—¿Y si yo voto que no, qué pasa?
—Nada, ganamoz tez uno.
—Aquí vota el que afloja la mosca.
—Aquí, como tú disez el que zabe máz de mozcaz ez un zedvidó, demócata de pacotilla.
—La mosca en este caso es el dinero. Y de eso entiendes poco.
—Mida quién fue a hablá, el que esha dies nudoz a la bolza. 








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