—A mí. Quedía zabé qué ziente un
metozezzual, y ademáz tengo la piel muy zeca.
—Si fueras de cuero lo entendería. A ver
cómo te quito yo todo este pringue —me quejé—. Si es que te has embadurnado
hasta la planta de los pies...
—Ay, he, he. Ahí no me fotez que m’hasez
cozquillaz.
—Es que si te echo alcohol tu relleno se
lo va a chupar y no vamos a hacer nada.
—Y lo mizmo me coho un colocón de pade y
muy zeñó mío.
—Pues sólo se me ocurre dejarte en
remojo, en agua caliente y jabón. No sé si el quitagrasas te va a afectar. A
ver, date la vuelta y te leo la etiqueta.
—Vale, pedo cuidadín, la tengo en un
zitio muy pazticulá.
Leí la etiqueta.
—No sé, lo único que me aclara es que no
te puedo planchar, que eres de poliéster y que no puedes jugar con niños
menores de tres años.
—Pod ahí la hemoz hodobao, podque loz
bebéz m’encantan.
—Pues ya lo sabes.
—¿Me dehaz ved la tuya?
—¿Mi qué? —pregunté un tanto mosqueado.
—Tu etiqueta, ¿qué va a sed?
Me relajé.
—A los humanos no nos cosen una etiqueta al nacer, nos
hacen un nudo, el ombligo.
—¡Qué butoz!
—Esa es tu opinión. Pero más bruto eres tú... La que
te has liado con la crema... Tú te quedas ahí en la bañera, si no lo vas a
poner todo perdido.
—Ya zé lo que podemoz hasé. Cada ves que necesitéis
quema, acadisiáiz a Ede Se A, ¿vale?
—Anda que no eres tu candongo.
—Hombe, llegadá un momento que me la quitéiz toda,
¿no?
—Sí, con la cantidad de unte que te has dado,
tardaríamos un año. Y, además, en algunas partes ya se te está secando. Vaya
engrudo que se te está formando.
—Zí, ez veddá. Pod aquí está dudito.
—Venga, que pongo el tapón y abro el grifo del agua
caliente.
—No, podfa, no me bañez.
—No hay más remedio, Erre C. A. Lo siento.
—Ho, Mendugo. Ziento como zi fueda a peddé mi
vidhinidá.
—Siempre hay una primera vez.
—Bueno. Pedo dame un patito. De peddidoz al dío. Y
que flote, pod favó.
—Vete al cuerno... ¡Te voy a dar un patito..!. Ni
aunque lo tuviera.
—O zea, ¿Qué me voy a bañá a palo zeco?
—Sí. Y como no te calles y dejes de pedir y exigir,
te voy a dar con el palo mojado. Voy a por el jabón de fregar los cacharros.
—Ni que Ede Se A fueda una casedola. Pedo no potezto,
ez zólo un comentadio, ¿eh?. A mi me guztan loz anunsioz de Villadiba y Villabaho.
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