Observando su cara uno piensa que si los humanos tuvieran su belleza, su tersura, los cirujanos plásticos poco tendrían que hacer. Sus andares, entre patosillos y vivos sugieren terneza. Ni sus notorios y desproporcionados picos les afean. Quizá su mirada inteligente y vivaracha aporte la proporción a su semblante. Siempre es grato y siempre recompensa reconocerse tierno ante un animalillo del que tan poco conozco y tanto me transmite. Ojalá todos los frailes fueran igual.
sábado, 19 de enero de 2008
Los frailecillos
Los frailecillos son okupas. Se meten en las casas de los conejos y las aclimatan para su uso.
Observando su cara uno piensa que si los humanos tuvieran su belleza, su tersura, los cirujanos plásticos poco tendrían que hacer. Sus andares, entre patosillos y vivos sugieren terneza. Ni sus notorios y desproporcionados picos les afean. Quizá su mirada inteligente y vivaracha aporte la proporción a su semblante. Siempre es grato y siempre recompensa reconocerse tierno ante un animalillo del que tan poco conozco y tanto me transmite. Ojalá todos los frailes fueran igual.
Observando su cara uno piensa que si los humanos tuvieran su belleza, su tersura, los cirujanos plásticos poco tendrían que hacer. Sus andares, entre patosillos y vivos sugieren terneza. Ni sus notorios y desproporcionados picos les afean. Quizá su mirada inteligente y vivaracha aporte la proporción a su semblante. Siempre es grato y siempre recompensa reconocerse tierno ante un animalillo del que tan poco conozco y tanto me transmite. Ojalá todos los frailes fueran igual.
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