martes, 1 de enero de 2008

Feliz año

En la mañana más silenciosa del año he puesto la radio, el volumen bajito, el altavoz junto a mi oído. No quiero molestar a nadie. He cazado en la SER una anécdota de una alicantina. Al acabar de oírla he llegado a dos conclusiones posibles, o todavía seguía pedo la buena mujer o nada ha cambiado aunque hayamos cambiado de año. Esta es la historia: “... Alguien trajo su regalo de Papa Noel, una consola Wii. Y nos pusimos todos a jugar, a los bolos, al golf. Una gozada. Yo tenía ya todo preparado para las doce, las uvas, el cava, las copas. En un momento determinado se me ocurre que pueden pasársenos las campanadas, así que les digo: «Chicos, id apagando eso y conectar la tele a la antena, no vaya a ser que...». Todos entendieron y, aunque los que jugaban protestaron, se desconectó la consola y aparecieron los anuncios. «Pon la CUATRO» dijo uno. Anuncios. «Pon la UNO» dijo el mismo. Anuncios. «Prueba en la CINCO» ordenó otra. Anuncios. «Pon la TRES». Anuncios. No cazamos las campanadas en ninguna cadena, y pasamos por todas, hasta por las autonómicas y locales. Después de todo se nos habían pasado. Así que cada uno se comió las uvas cuando quiso y se bebió el cava como pudo…”.

Nota:- No digo que la señora mienta, solo me cuestiono quién puede pensar que las cadenas televisivas retransmitan en momentos distintos las doce campanadas de fin de año. Otra cosa que podríamos hacer es una colecta para comprar un reloj, aunque sea de cuerda (y no para que se ahorquen), a esta familia.

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