lunes, 2 de julio de 2012

Etimología

—Buenaaaaaaaas —saludé al entrar en casa.
—Buenaz, Mendugo —me contestó Erre C. A.
—Te noto contento.
—Ez que Ede Se A t’ha dezuelto un temita.
—¿Qué me has resuelto? —le pregunté, no sin preocupación, según vaciaba las bolsas de la compra.
—T’h’evitao una vizita inezpedada e inútil. T’ha llamao el podólogo pod teléfono.
—Mira tú qué bien. ¿Qué quería, darme hora?
—No l’ha dao tiempo.
Empecé a preocuparme en serio.
—¿Y por qué?
—Poz podque l’he dehao clado que en ezta caza no había nada que podad —paré y me le quedé mirando—. ¿Qué paza, podque me midaz azí?
—Pero bueno, ¿tú no sabes a qué se dedican los podólogos?
—Clado, zu popio nombe lo indica: a podad. Y que yo zepa, en ezta caza no hay ádbolez ni adbuztoz.
—Tú todo lo interpretas según te suena y a tu antojo.
—Vaya. A ved, lizto, a qué ze dedican loz podólogoz zi no ez a podad.
—En griego pie se dice podos y experto, logo. Dedúcelo.
—No, zi ahoda dezulta que hay que zabed guiego pada atended el teléfono.
—Yo no sé griego, pero sí sé que las palabras del idioma español tienen su origen en lenguas clásicas como el griego y el latín, entre otras. Es lo que llamamos la etimología de las palabras, que no es el arte de timar por Internet, porque tú...
—Poz a mí en el cole no m’han hablao d’ezo.
—No, si toda la culpa no es tuya. Ya a nadie le interesa el origen de las cosas, sino su utilidad y aplicación. Las Humanidades están de capa caída.
—¿Y cómo petendez que a un dano le interezen laz Humanidadez?
—Tienes salida para todo, ¿eh?
—Ze te van a dezconhelad loz helaoz.
—Y distracciones también. Pero no me ayudes a colocar todo esto, tú tranqui, tronco.
—O zea, que según tú la palaba figodífico viene de la madca de heladoz Figo.
—No, según yo no. Según tú. Porque según mi opinión debe venir de la palabra latina frigorificus que quiere decir que enfría. Y me imagino que la marca de helados también.
—¡Ho, no doy ni una!
—No. Tú oyes a un tartamudo preguntando cuándo y te crees que es un pato. Y el pato lo eres tú, pero mareado.
—Ahoda me didáz que madead no viene de mad.
—No, en eso has acertado.
—Vaya, menoz mal.
—Pero no me marees más que tengo que acabar de recoger la compra.
—Luego disez que no me intedeza el odihen de laz palabaz. Pod la boca muede el pes.
—¡Ah! Y a ver cómo arreglas lo del podólogo.
—Yo no pienzo tocadte loz piez, ezo lo tengo clado.
—Digo lo de la llamada.
—Musha etimolohía y ningún decudzo. To lo tié que hased uno. A ved, ¿dónde tienez el númedo de teléfono d’eze ezpedto en podoz?
La caja de helados que le tiré le dio en toda la cabeza.









Imagen bajada de  www. blogclubmradazul.blogspot.com

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