lunes, 16 de julio de 2012

El negocio de los recortes

—Vaya mañana llevas con el silbato ese de afilador.
—Ez qu’eztoy enzayando.
—¿Vas a dar un concierto?
—Pada nada. ¿Cómo ze anunsiaban antez loz afiladodez?
—Soplaban ese silbato y hacían una melodía muy característica.
—Poz yaztá.
—¿No me digas que...?
—Zí. Zólo me falta la bisi. A ved zi encuento una a mi medida y le coloco la polea y la pieda.
—Ahora que prácticamente no quedan profesionales de ese género, vas tú y...
—Ez que Ede Se A ze quiede adelantad y hased negosio. El que da pimedo, da doz vesez.
—Vale, tú mismo. ¿Y por donde vas a silbar, por los mercados?

—No. Pod loz aldededodez del Palasio de la Moncloa y pod la Cadeda de Zan Hedónico. Pedo me tengo que informad también donde eztan todoz loz padlamentoz autonómicoz.
—¿Vas a viajar?
—Clado, con la bisi. Ahoda la movilidá heogáfica ez una imposición en cualquied tabaho.
—Mira, por lo menos te ajustas a los tiempos que corren.
—Ez lo que hay. Pedo vendé a comed a caza todoz loz díaz. No te queaz que t’haz libao.
—Pues me dirás como vas a ir y volver en una mañana a Santiago de Compostela, por ejemplo.
—Quedadé con elloz a mitá de camino.
—Bueno, pero lo que no me explico es que tiene que ver el oficio de afilador con la Moncloa y los parlamentos.
—Ez que, como el dezto de loz españoles, tú no haz caído en la nesezidá que z’ha queado.
—¿Y qué necesidad has visto tú y que al resto nos ha pasado desapercibida?
—Zi me guaddaz el sequeto, te lo digo.
—Te guardo el secreto —y bajé la voz para ser más convincente.
—No eztoy yo muy zegudo de que no lo cazquez. Tú edez un bocashancla. Luego lo ezquibez todo en el blo.
—Vale, si no te fías de mí... Pensaba hacer fabada para comer, pero tengo unos gallitos de ración que se van a estro... —no acabé la frase y el rano ya se había convencido de mi capacidad para parecer una tumba.
—Vale, hasez la fabada y te cuento.
—Si no hay más remedio—comenté haciéndome el desinteresado.
—Poz ez mu fásil —Erre C. A. bajó la voz, se asomó a la puerta del salón, miró un la do y a otro, inspeccionó la terraza, y cuando estuvo seguro de que estábamos solos continuó en un murmullo—. ¿Con qué ze van a hased loz decodtez? —la pregunta era retórica porque no esperó mi respuesta—. Poz con tihedaz, atontao. Y como van a eztad to el día que zi codto de aquí que zi codto d’allí, van a uzad musho laz tihedaz. ¿Y quien ze laz va a afilad, ¿eh? —nueva pregunta retórica—. Poz el menda —y me guiñó un ojo—. Pedo shitón, que no z’entede nadie, zi no, me devientan el negosio. A sinco eudoz la tiheda me voy a fodad.
—Mira, te voy a hacer la fabada porque, porque...
—Podque con tanto tabaho que m’ezpeda, tengo qu’eztad fuedte.
—No, porque las penas con fabada son menos penas.
—No t’entiendo, pedo luego no me pidaz comizión, que t’he calao, bacalao—y volvió a sus cuentas—. Sinco pod dies, quinientoz, Quinientoz pod diecisiete, máz doz ciudades autonómicaz... Aunque Seuta y Melilla no zé zi hacédmelas, al fin y al cabo, eztán en Áfica...  


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Imagen bajada de  www. elkioskodeakela.blogspot.com y miscositasdeinfancia.blogspot.com

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