—Si multiplicara por doce los años que tengo saldrían muchos
deseos.
—¿Qué quiedez desí con ezo?
—Que en los deseos que se me han cumplido, y no son muchos, mi
voluntad y esfuerzo han sido su principal motor. Pero, no. Ya no pido deseos.
He bajado un peldaño y me quedo en las esperanzas.
—Yo queía qu’ezaz no te guztaban.
—Las falsas no.
—¿De quién hablamos, Mendugo?
—De quién no, de qué. No seas listo.
—Ah.
—¿Y tú? —le pregunté yo al rano.
—Yo pedido veinticuato.
—Pero si es un deseo por uva.
—Ez que
Ede Se A selebó doz zalidaz de año.
—¿Y eso?
—Uno penínsulá y oto ínsulá. A pezá de no habed nasido en
Ezpaña, me ziento d’aquí y zolidadio. No van a acabad el año zoloz en Canadiaz.
El de las uvas |
—¿Y Ceuta y Melilla?
—No me digaz que ze dihen pod oto hodadio...
—No, tranqui. Para ellos es el mismo que para nosotros los peninsulares.
—¿Entonsez qué poblema hay?
—Como has hablado de la península y de las islas afortunadas, y
que eres solidario... Y además, tú has nacido en Marruecos...
—Y pienzaz que Seuta y Melilla zon motivo de poblema pada mí,
¿no?
—No. Yo no he dicho eso.
—Y ezpedaz que monte el numedito con Hibaltad, ¿eh?
—Que no. Que no me importa.
—Edez de loz que tidan la pieda y ezconden la mano.
—Que no. Que era una broma, pesado.
—Y petendíaz zacadme loz colodez.
—Venga, déjalo. Háblame de tus deseos.
—Zi ze hasen públicoz no ze cumplen —me respondió Erre C. A. un tanto enfurruñado.
—¿De dónde has sacado eso?
—Ezo lo zabe todo el mundo.
—Yo creo que no. A todo quisqui se los oígo expresar por estas
fechas en voz alta.
—Podque a ezoz quizquiz no lez impodta que ze cumplan o podque loz
disen con la boquita pequeña, pada quedá bien.
—Es una opinión... Pero dime, aunque sólo sea uno. El que tu creas
que es más difícil de que se te cumpla.
—No, podque luego zi no ze cumple me zentidía culpable y didículo.
—Venga, anda —le rogué a Erre C. A.—. Uno solo... Y en voz baja.
Uno que veas imposible...
—Vaaaaale. Pedo no ze lo digaz a nadie. No te lo voy a desí, pedo
te voy a dad una buena pizta.
—¿Cuál?
—Tiene que ved con Pinosho.
—Quieres una nariz laaaaarga —alargué el adjetivo mientras
separaba mi mano de mi nariz.
—No ez ezo, hombe...
—Pues ya tienes tu Pepito Grillo particular... —pensé en voz
alta—. Ah, ya. Quieres estar dentro de una ballena.
—Que no. Edez un todpe. Te doy ota pizta. Al final llega el hada y...
—Y... Se acabó el cuento.
—De veddá, zi nasez máz tonto nasez mendugo.
Imagen bajada de www.es.123rf.com
2 comentarios:
Nunca había pensado en RCA (ni en Giuseppe) en ese sentido.
Yo sí, de hecho Erre C. A. tiene problemas con legalizar su situación.
Publicar un comentario