—¿Un megaproyecto? ¿A qué te refieres?
—Zí, un aedopuedto, pod ehemplo.
—No me gustan las obras. Y de todas maneras, ¿para
qué queremos un aeropuerto en el salón?
—Pada veztí.
—¿Para vestir?
—Zí, pada veztí.
—No lo entiendo.
—Zí, pada veztí.
—No lo entiendo.
—Zedíamoz loz únicoz vesinoz con aedopuedto doméztico
y pivado en caza.
—¿Y el dinero? ¿De dónde lo sacamos?
—Tú no tienez mano pada laz adcaz públicaz.
—Ni para las públicas ni para las privadas.
—Poz zedáz el único, podque yo he oído que to el
mundo mete mano; dezde loz ez-depodtiztaz hazta laz plantaz baleadez de poco
alsado, zin olvidá a loz que lez guzta veztí con tahez a medida y pehubiladze
en loz medcadoz zevillanoz. Todoz ede que ede.
—Es que mi padrino ya no es lo que era, ¿sabes?
—¿Y zi zubaztamoz una pima?
—Yo hace mucho que no veo a las mías. Y no creo que
ninguna se prestara.
—Poz Ede Se A no tiene, y admáz no noz apellidamoz
ninguno Diezgo, azi que...
—¡Ay la financiación...! Con la Iglesia hemos topado,
Erre C. A.
—Y zi vendemoz ezpasioz publisitadioz. Todoz loz
aedopuedtoz tienen musha publisidá.
—Si ponemos carteles y vallas publicitarias no
tenemos sitio para las pistas.
—Yo había penzado que con una tendíamoz baztante.
—Pues si tenemos el mismo movimiento que en Castellón
o Ciudad Real no necesitamos ninguna.
—Ez ota idea, y ademáz noz zaldía máz badato.
—Entre eso y las comisiones que saquemos por las
concesiones de licencias, hasta podríamos hacer el nuestro.
—¿Tú no conosez a ningún familiad deal?
—Ni real ni imaginario.
—Ez que le podíamoz nombá pezidente d’honod y todo
zolusionado.
—No, familiares no. Que mezclar familia y negocios
nunca va bien.
—Ota pozibilidá ez desí a loz vesinoz qu’eztán ezzentoz
de tazaz y que padte de loz benefisioz dedundadán en zufagá loz gaztoz de la
comunidá de vesinoz. Luego apañamoz el balanse y no zoltamoz ni un dudo. ¿Qué
te padese?
—No sé, tal y como están las cosas... No, no lo veo
claro. Y ya te he dicho que no me gustan las obras.
—Venga, hombe. Zedíamoz la envidia del paíz.
—No. Loz metemoz en la cafetedía del aedopuedto y
matamoz doz pahadoz de un tido. Algo conzumidán pod zu cuenta, ¿no?
—Zi zidviedan loz cuedvoz no había poblema. Loz hay a
patadaz.
—No sé... Me cuesta trabajo renunciar a mi privacidad.
—¡Ho, qué pena! Ya veía yo a Ede Se A codtando la
sinta y disiendo: ¡Queda inaugudado ezte pantano!
—¿Pero no iba a ser una aeropuerto?
—¡Qué máz da! Yo quedía inaugudá algo. De veddá que
duda poco la felisidá en caza del pobe.
Imagen bajada de www.laaviacion.webatu.com
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