Muy
recientemente, a una amiga los tribunales le han dado un mazazo. Y donde más
duele, que no es el bolsillo. Y en estos “asuntos judiciales menores”, no en
los de Camps o Garzón, es donde se evidencia la miseria de la mal llamada
Justicia. Y se evidencia porque en los tejemanejes de los poderosos uno no
entiende nada, la información nos llega tan sesgada que no sabes a qué caballo
apostar, aunque algunas veces sólo corran burros. Pero en éste que me ocupa y
preocupa, el que escribe está bien informado; al parecer más de lo que la
responsabilidad dicta para que un técnico jurista sentencie. Sí, la justicia
humana es imperfecta, igual que la divina, porque si no, no se explica. Mi
amiga debe hacer de tripas corazón y asimilar lo que otros han decidido en contra
de lo que más quiere. No hay vuelta de hoja, salvo que se quiera salir de la
legalidad marcada y cometer un delito que casi todos aprobaríamos. Pero el
precio es muy alto, y no sólo para ella. En todas las guerras el que más pierde
es el más débil, el indefenso, que es, curiosamente, al que se pretende
proteger.
No
sirve esta queja para nada, y por ello espero que con el paso del tiempo (acaso
el mejor juez) los afectados pongan a cada uno en su sitio. Si tenemos
paciencia lo veremos. Y lo harán sin intervención de quien con buena voluntad
no entiende la vida de los que quiere proteger.
Ánimo
a todo el que se sienta como yo: importente.
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