—¿Qué quiedez?
—Que me eches una mano, por favor.
—No puedo ahoda, eztoy tomando medidaz.
El de las medidas |
Me extrañó la contestación del rano y el silencio que
llevaba un tiempo llenando la casa. Tanto que dejé lo que estaba haciendo y fui
hacia donde me había sonado su voz. Le encontré en el salón, tumbado en el sofá
entre almohadillas térmicas.
—¿Tomando medidas? —le pregunté irónicamente con los
brazos en jarras.
—Zí, ¿qué paza? Eztoy ahodando todaz laz enedhíaz que
puedo dezpesto a mi ziztema vital, azí comedé menoz y tú eztadáz máz contento.
Que uno no zabe ya como asedtad, leshugaz.
—¿Y tú crees que así voy a contentarme?
—No, pedo quiedo acoztumbad a ezte cuedpo a laz
penudiaz. Ez un azzioma de la zelva y de la evolusión: ahodá enedhía.
—Ni
tú vives en la jungla ni yo me voy a alegrar por verte ahí tirado como una
colilla.
—Ezo
de que no vivimoz en la hungla lo didáz tú. Y colilla ze lo llamaz a tu... Mehó
me callo, qu’eztoy en una pozisión de dezventaha.
—Venga,
ayúdame, que tengo que meter los edredones en las fundas. Anda.
—Que
ze metan elloz zoloz. Al fin y al cabo llevan miz henez. Ez desí, telaz y
delleno.
El tubo acuático de la diza |
—Entonces
tendré que tratarte como a ellos. Mira, la lavadora está en paro ahora mismo.
Podría aprovechar y...
—¡Eh, quieto padao! A mí no me vaz a meté en eze tubo acuático de la diza.
—Si
te voy a echar suavizante y todo.
—A
mi no me guzta olé a polvoz de talco ni a mimozín.
—Pues
yo lo preferiría a tu olor actual.
—Pedo
no ze tata de tu cuedpo, zino del de Ede
S. A. Y en eze mando yo, colega.
—Según para qué.
—No. Zegún pada qué, no. Ziempe.
—Bueno... ¿Me ayudas o no? Luego puedes seguir
tomando medidas si quieres.
—No zé, quisá te cuezte una lonsha máz de shodiso a
la hoda de la medienda. Todoz loz ezfuedsoz ze pagan...
—Tienes una forma muy sutil de extorsionar al
prójimo.
—Yo lo veo como un intedcambio intedezao. Yo te doy,
tú me daz.
—Anda, venga. Mañana desayunas dos madalenas en vez
de una, que chorizo no hay.
—Zegudo que eztán caducadaz. Tú no edez tan fásil de
convensed ni tan henedozo. Doz madalenaz. Vaz a tidá la caza pod la ventana.
¿Qué paza, que z’acabao la quiziz?
—Venga —le apremié—. Deja de criticar y ayúdame.
—¿Zabez?
—¿Qué?
—Debedíaz
deídte máz de ti mizmo. A mi me hasez musha gasia.
IImagen bajada de www.elperromorao.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario