lunes, 26 de diciembre de 2011

Simplemente

—¿Qué tal pod Cuenca?
—Bien, como siempre. Mucho viento al volver.
—¿Buenoz o maloz?
—Ni buenos, ni malos, simplemente muchos.
—¿Y ya eztá? ¿Ezo ez todo? —se extrañó Erre C. A.
—Vamos a ver, cuando vas a estar con un amigo, lo importante es eso, estar con él, simplemente.
—Poz qué abudimiento.
—Oye guapo, mi vida la vivo yo.
—Pedo la zufo yo.
—¡Qué vas a sufrir tú! ¿Y qué pasa, que para pasarlo bien hay que liarse a beber y a comer como en una bacanal romana? —me quejé—. Simplemente no entiendo yo así la diversión.
—No, ni azí, ni azao. Tú no entiendez el divedtimiento en henedal.
—Además, mi intención no era divertirme, simplemente.
—¡Ho, tío! ¡Qué dado edez!
—No. Simplemente intento tener mis cosas claras. Con solo dar un abrazo a mi amigo y volverme, hubiera tenido bastante.
—Vamoz, la vizita del méquido.
—Pues menos mal que no te llevé... Que lo pensé. Tú te hubieras quedado mes y medio a pegar mangas.
—Impozible, yo no uzo mangaz, ni con velco ni veddez. ¿Y cómo cosina Deme?
Simplemente muy bien.
—Entonsez me hubieda quedao pegao tez mezez.
—Sí, pero ahora tiene un gato. Le llama Frodo.
—A mí me caen bien loz hobbitz.
—Es un gato, simplemente. No es un ser antropomorfo, ni le acompaña mago alguno, ni la cohorte de héroes que al hobbit que te refieres. Lo que no te iba a gustar, además, es que mi amigo es policía.
—¿Y qué? Ede Se A ya tiene todoz zuz papelez en degla.
—No, Erre C. A., no. Si uno pone simplemente sus papeles debajo de un cartabón no quiere decir que los tenga en regla. Simplemente están debajo de una regla —puntualicé con cierto retintín.
—Una coza, Mendugo.
—¿Qué?
Zimplemente no te aguanto. No hay colega máz loco qu’el que quiede vivid zólo la dealidá. Ah, y métete la palabeha eza pod donde te quepa.
—¿Cuál, antropomorfo?
—No, zimplemente pienza un poquito que, apadte de pezao, también padesez tonto.

Continuará