Para Juan Carlos
—Voy a hacer un experimento gastronómico.
—¿A quién vaz a mandá a la luna? ¿A mí no, veddá?
—Con ge, ggggastronómico; no astronómico —corregí a Erre C. A.
—Me lo ezplique, pod favó.
—Es muy sencillo: cocido con carne de rana.
—¿Y pod qué no lo hasez con cadne de seddo?
—Porque el cocinero no puede estar dentro del puchero. Que sé por donde vas.
—Entonsez hoy como fueda. Pod zi acazo.
El coho mantecaz |
—No, hombre. Quédate. Si sólo voy a echar un anca. Es una prueba.
—Zí, pod lo que le faltaba a Ede Se A. Ensima coho.
—Tío, si eres de trapo. Yo, al puchero, no le echo telas, y menos pingajos.
—Ez veddá. A vesez ze me olvida. Sedá pada no zentidme difedente o ezpesial.
—Un poco especialito sí que eres.
—Pedo en oto zentido. No zabé a qué gupo pedtenesez ez algo que me dezconsiedta.
—Tú perteneces al grupo de la Fantasía. Un subgrupo que descubrió Michael Ende*, pero que ha existido siempre.
—Zedá pada ti, podque yo no tedmino de ubicadme.
—Pues yo creo que si no fuera por ti, en vez de renegando todo el día estaría cazando moscas.
—Huzto lo contadio que yo. Ede Se A no ze ve casando mozcaz.
—Tampoco me veo yo casando personas.
—¿Mendugo?
—¿Qué?
—Que hoy te deho que quedez pod ensima. Hoy el aseite edez tú.
—Alabado sea Dios.
—Pod ziempe. Uy, peddón. Di algo, code; que ze acaba el pozt. Vez, z’acabao.
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