El enfermo |
—Eztoy malito, Mendugo.
—¿Y qué te pasa?
—Que hase dies díaz que no vizito el baño.
—Ya sé que el baño lo pisas poco. Desde luego no pareces una rana.
—No ez que no me dushe ni me lave la boca, ez que no cago.
—¿Y qué cagas, bolitas de esponja?
—No te cashondeez de mí, que me duele la tipita.
—A ver, ven —me armé de paciencia—. Abre la boca y enséñame la lengua.
—No puedo, ze caedían loz colladez.
—Déjalo, es igual, pero no me extraña. Pizzas y cerdo agridulce... No comes nada de fibra, salvo las judías de la fabada. Y tampoco comes muchos insectos… Que sería lo tuyo.
—Pedo zi mataz todaz laz mozcaz y loz mozquitoz con eze inzestisida quiminal pada el guzto. Zabe a dayoz. ¿Azí quién ze alimenta zano?
—Sí. Ahora es porque no hay insectos a tu alcance. Tu lengua no es depredadora, es criticona. Tienes mucho vicio y más morro.
—D’ezo nada. Lengua zí, pedo modo tengo poco. Pod no tened, no tengo ni labioz; como tú.
—Lo decía en sentido figurado, lo del morro. Y en lo que se refiere a la lengua también estoy de acuerdo. Tú tienes résped.
—¿Y ezo qu’ez lo que ez?
—Así se le llama en español a la lengua de las serpientes y las víboras. Y además que no imagino una rana con la lengua corta.
—Poz que zepaz que hay danaz zin lengua.
—Ya me extraña.
—Tú zabaz musho del fastod humano, pedo del fastod de laz danaz no tienez n’idea, shaval.
—Favor que me haces con lo del conocimiento del factor humano. El otro no me hace ni la menor falta.
—Poz zí, hay danaz zin lengua. Y viven en Sudamérica y en Áfica. Pedtenesen a la familia Pipidae.
—Pues lo llevan claro. Con ese nombre, ese origen y sin lengua, no les arriendo las ganancias.
—¿Qué ez no adiendad laz ganancias, colega?
—Esa frase hecha se dice para dar a entender que alguien está expuesto a un peligro o a un castigo, por ejemplo.
—Poz ze lo montan de…
Le corté pensando que iba a decir una grosería.
—NO LO DIGAS —le advertí con un grito.
—No ib a a desí de puta made.
—Ya lo has dicho. Tío, este blog, a veces, lo leen niños. Córtate un pelo.
—Lo que te digo. Pimedo: edez tú el editó d’ezte blog, luego puedez aplicá sensuda. Y segundo, ¿no haz oído el disho eze de “cuanbdo laz danaz quien pelo? ¿A qué te queez que ze defieden, inculto?
—Contestación: no soy partidario de censuras, salvo peligro de muerte. Y lo de cortarse un pelo, es pensar un poco lo que se va a decir y no ir a tumba y con la bocaza abierta. Así que, HABLA BIEN. —esto último se lo grité.
—¡QUE NO PUEDO HABLÁ BIEN CON TODO EZTO EN LA BOCA, PEZAO! —me gritó él a su vez.
—Me refiero a las palabrotas, no a tu pronunciación. Que pareces tonto.
—Ah, bueno.
—Pero volviendo al tema, hoy comes espárragos y puré de verduras. Y cuando salga, te compro ciruelas.
—Zi me lo ponez azí, me cudo ya.
—¿Por qué?
—Podque ya me eztoy cagando hazta en la…
—¡EH! —le advertí con un grito seco.
—En la leche, en la leche. ¿Qué te queez que iba a desí en la…?
—¡EH! —esta vez el grito fue más fuerte y más seco. Llegó a tiempo.
—Vaaaaale. Ya lo he entendido. Loz niñoz. Pedo la comida eza ez una miedda.
—Hablando de ella, huele mal aquí en la cocina. Será la basura.
—No, no ez la bazuda.
—¿Y por qué estás tan seguro?
—Podque Ede Se A z’ha tidao un güezco.
—Anda, vete de aquí, guarro, más que guarro —le dije mientras habría la puerta del tendedero.
—Ez que me duele la tipita y no me puedo aguantad.
—No me extraña. Yo tampoco te aguanto —y le invité a salir de la cocina abriéndole la puerta—. Marcha, anda.
—Ni cuando eztá uno enfedmo le dehan viví tanquilo… —se fue rezando—. Y ahoda ezpádagoz. Que cuando meaz güele que atufa. Y anda que el colod del pudé eze… Padese caca de la vaca. Y luego me dadá pezcao o bócoli… Vaya invento. Cuando Ede Se A eda pequeño no había bócoli… Zegudo que ez un invento yanki, como loz pañalez dezeshablez. ¿Y qué me disez de laz hambudguezaz de veddura…?
—¡ERRE C.A.! —le llame a gritos.
—¿Qué tipa ze t’ha doto ahoda?
—Que te calles, que estás más guapo. Si no vas a engrosar la familia Pipidae.
—Zólo una cozita máz —me dijo muy tierno. Por eso consentí.
—Dila y vete. Y que sea breve.
—¡YA EZTOY HADTO! —gritó y luego se despidió cerrando la puerta de la cocina de un portazo—. Y adioz.
Imagen bajada de www.sobretodosalud.com
2 comentarios:
Cada vez es más evidente la sombra de Alicia Liddell :D
¡Y me gusta!
Favor que usted me hace.
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