Estaba yo contento (y satisfecho) porque un juez había protegido a unas víctimas y a sus familiares contra la divulgación de una imágenes de vídeo en las que, supongo, aparecía el peor momento de sus vidas. Estaba, digo. Porque ayer por la tarde [19-IX], cuando me fumaba un cigarro junto a mi compañera que veía televisión, anunciaron que “en breves momentos”, como siempre, se iban a servir, como siempre, unas imágenes en exclusiva, como siempre, del accidente aéreo que todos tenemos en la cabeza, y que nos aprieta el corazón, acaso con la intención que de que también se nos grabaran en las retinas. Y eso que este lamentable accidente, no es el más reciente, aunque sí el más cercano. Pues bien, escuchar la advertencia e irme fue todo uno. Salí del salón, reino de la televisión, enfadado y con una queja en la boca: “No les dará vergüenza. Yo creía que el juez…”. Y yo, que no soy de prohibir, encontré una excepción a mi regla. Anoche [19-IX], y hoy, esas imágenes han corrido como la pólvora. Y claro, se ha montado el circo de a ver quien es el “más bueno”, que no el mejor. Y esta es la segunda cuestión que critico abiertamente. La primera, por supuesto, es la difusión y publicación de ese material que me niego a ver por respeto a todos y a todo, y en particular a la Vida. Si por mi morbo fuera, no hubieran quedado inéditas para mí, eso debo de reconocerlo; pero hoy me siento un poquito más a gusto conmigo mismo. Cuando he leído el titular de la primera de El País (le echo un vistazo por la noche), he pasado la hoja sin bajar la vista. Y esta autocomplacencia ha sido la que me ha llevado a manchar la cuartilla. Bien es verdad que he oído de todo, pero nada que pueda afirmar categóricamente: Protestas de algún familiar, noticias sobre una filtración por parte de un piloto (?), declataciones políticas partidistas que exigían la dimisión de una ministra (¿será el piloto su marido?). En fin, que no lo entiendo, ni lo entenderé. Y todo porque los medios de comunicación, valedores universales del derecho a la información (y desinformación) no han sabido actuar, a mi entender, con la suficiente ética como para comerse esas imágenes y todo lo que sin informar hiere a quien tenga un mínimo de sensibilidad y vergüenza. No sé, ni me importa, quienes son los responsables de que ese material se hiciera público (¿los redactores jefe, las directoras de informativos, …?, no sé). Ahora, y en caliente, se me viene un deseo que en frío ahogaría en un plis plas, y que escribo igualándome a los que critico: “¡Anda y que se mueran, lo graben y nos lo pongan!”, lo mismo sus familiares aplaudirían. El responsable de la filtración o de la venta de carnaza no se me ha olvidado, es que no me merece la pena hablar más de él, y le incluyo en mi mal deseo. Y para quitarme el mal sabor de boca, voy a tratar de escribir una poesía que me viene rondando la cabeza estos días, porque mañana será otro, y a lo mejor se me olvida.
sábado, 20 de septiembre de 2008
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2 comentarios:
Hola Mendrugo,hoy por primera vez visito tu blog,leida ya tu queja me hago eco de ella y condeno tambien el principio de sensacionalismo por el que parce que se rigen los medios de comunicacion en espania
y me temo que en el resto del mundo, ademas aprovecho ya para mandarte un saludo desde irlanda.Cuidate y un abrazo!
Groucho Marx: Encuentro la television muy educativa.Cada vez que alguien la enciende,me retiro a otra habitacion y leo un libro.
Aitor (amigo de Raul)
Aitor, no sabes lo que agradezco tanto tu comentario como su sentido. Te hubiera conocido igual si no hubieras incluido tu amistad con Raúl. El fútbol, tu nombre, Irlanda... Lo de cuidarme no lo sé, pero recibir tu abrazo lo hago con los brazos abiertos. Vive la vida, chaval, que para eso está. Besos.
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