domingo, 21 de septiembre de 2008

Las fiestas

-¿Y eze du¡do?
. -Las fiestas.
. -¿Y hay coshez de shoque?
. -Me imagino.
. -­¡Hala! ­¡Qué‚ bien!
. -Depende.
. -¿Zabez?, todo lo cueztionaz -me achacó Erre C.A.
. -Hombre, para el vecino que lleva treinta años aguantando que le pongan a pie de portal la feria...
. -Pedo laz fieztaz del pueblo son pada el pueblo.
. -Eso era antes. Y además el término municipal del pueblo es muy basto. En las zonas residenciales no sufren esta exaltación de alegr¡a popular nocturna, y también pagan impuestos y tasas municipales. Deberían tener también derecho a disfrutarlas sin salir de casa.
. -Zi cuando yo digo que edez un senaozcudaz.
. -Tienes razón, jamás me he sentido integrado en ningún evento de estos y pongo pegas a todo, pero eso no es ser una cenaoscuras.
. -¿Cómo que no?
. -Que yo zepa, un senaozcudaz ez aquel que zufre zu popia tacañedía. Y vamoz, sed tacaño hazta con la alegu¡a, ya me contadaz tú.
. -Yo no lo enfoco as¡, pero si tú crees que sufro mi tacañer¡a estás en tu derecho. Yo no me tengo por tacaño. Y, además, creo que tú eres el menos indicado para llamármelo.
. -Yo hablaba de la aleguía, del holgodio, de la madsha.
. -Ahí te doy la razón, juerguista no soy.
. -Ya te digo.
. -Tampoco te pases.
. -No me pazo. Zólo confidmaba tuz palabaz.

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