lunes, 22 de septiembre de 2008

Camuflaje

—¿Qué haces ahí?

—Me camuflo.

—¿Y para qué?

—¡Qué pegunta! Pada pazá inadvedtido.

—¿Y tienes necesidad de ello? —seguí preguntando a Erre C.A. mientras miraba a mi alrededor.

—Zí.

—¿Y eso?

—Podque m’he dado cuenta que aquí, al que azoma un poco la cabesa, se la codtan.

—¿Aquí en esta casa? —seguía sin saber de qué iba el camuflaje de Erre C.A.

—No, en ezta caza vaiz todoz muy zobaoz.

—¿Sobaos?

—No, dodmidoz, no. Me defiedo a id zobaoz, demaziado zeguditoz de vozotoz mizmoz. Y azí ez muy difísil.

—Pues yo te tengo por un elemento importante.

—Zí, como el agua, ¿no? Que dedoshaz pod el zumidedo.

—¡Eh, quieto ahí! Que yo intento contribuir cuidando el consumo de agua, pero racionalmente.

—¿Dasionalmente?

—Sí, no soy como tú, que dices no ducharte para ahorrar agua. Y eso es un cuidado irracional porque haces daño.

—Yo no me hago daño zi no me dusho. Ez al devéz, que no t’entedaz, Mendugo.

—No me refiero a que te hagas daño tú, que no me importa, sino que hieres el olfato de los demás.

—Pedo zi tú no tenez con tanto fumeteo. No te quehez, anda. Y no digaz a nadie qu’eztoy aquí.

—Te van a oler, así que…

—No, podque me he fotado el cuedpo con el abono que tenez pada laz plantaz, lizto.



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