martes, 22 de julio de 2008

Los culebrones del verano

Esta fue la primera plana del periódico local de mi pueblo el segundo día con Erre C.A. ausente. Lo vi mientras esperaba mi turno en el Centro de Salud. La gente del pueblo no hablaba de otra cosa. Sólo de aquel extraño ser verde y de ojos saltones que estaba “animando” las tranquilas y calurosas noches de nuestra localidad. Había quien le daba un origen extraterrestre (como el propio Old Yor Timos) y quien, más escéptico, achacaba (a pesar de la fotografía) a las viudas “faltas de riego” una imaginación calenturienta.
—Ya se sabe que el fotosó hace milagros, señora. A esas viudas las daba yo mi “extraterrestre” —se atrevió a decir un energúmeno barbado.
Y aquella vecina, a quien se dirigieran esas palabras que ya había aprendido a no callarse, le espetó:
—Dar, dar. Ese extraterrestre suyo, lo único que puede dar es risa.
El presunto gallo contestó, pero yo no le oí porque en ese momento llegó mi turno, y entré en la consulta con un pensamiento del tipo: “Si vosotros supierais…”.

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