Sopa boba

—¿Qué hay de comed?

—¿No tienes otra pregunta?

—Zí, pedo ezta ez la máz udhente.

—Sopa y alitas de pollo.

—¿Y cuándo vaz a poned fabada?

—La puse ayer.

—¿Zegudo? Mida que tú andaz mal de la memodía...

—Y tú quieres aprovecharte de ello.

—A lo mehod me lo eztáz pegando. 
—Tengo la misma sensación de desesperación que debían de tener los condenados... —dudé—. Creo que eran espartanos. Griegos al fin y al cabo.

—No t’entiendo.

—A algunos griegos les condenaban a perpetuidad a subir y bajar una piedra de un monte mientras el sol luciera. Seguido, una y otra vez.

 —¿Gande?

—¿El monte o la piedra?

—La pieda.

—No, no era muy grande.

—Poz vaya coza.

—El castigo no pretendía ser físico, sino psicológico.

—Me didáz.

—Te diré. El intríngulis consiste en saber que haces algo inútil y monótono, y que no vas a cambiar de actividad en tu vida.

—¿Y ezo ez lo que zientez?

—Si. Pensar en la comida, ir a por ella, colocarla, congelar, descongelar, cocinar, servir, recoger, el lavavajillas...

—¿Y todo ezo te padese inútil?

—Cuando te oigo, sí.

—Pedo, tío, la pieda no ze la comían.

—Ni un gracias, ni un reconocimiento, ni un pensar en lo que a mí me gusta... Sólo los ¿qué hay de comida? Y todos los diás, a mediodía y por la noche. Y al día siguiente y al otro y al otro...

—¿Y lo hedmozoz qu’eztamoz?

—No, si me quejo de vicio.

—Y anda que no te hago yo alhadacaz cuando veo laz hudíaz.

—Las mismas que me hacía mi perro cuando me veía con el collar y la correa en las manos.

—No tengo nada conta loz pedoz, pedo...

—¿Pero qué?

—Pedo nada.

—¿Y contra los pollos?

—Que podían id un poquito máz al himnazio, a muzculadze loz bazoz, podque tienen menoz shishas que la pata de un hilgedo. Y, ademáz, zu piel tiene musho codeztedol y gaza.

—Anda que la fabada....

—Pedo laz hudíaz tienen musha fiba.

—Y los espárragos y las verduras.

—Pedo no llenan.

—Total, que tú comerías todos los días fabada, ¿no?

—Y senadía. Pod ponédtelo fásil zoy capás hazta de dezayunadla.

—Más fácil sería no hacer la comida ni la cena.

—Allá tú con tu consiensia. Pedo eztedminad a laz danaz zegudo que ez un delito.

—Tanto como la tiranía del derecho sin el deber.

—Comed ez un dedesho inalienable.

—La sopa boba no.

—A mi eza no me la pongaz, ¿eh? No vaya a zed...

—Pues la comes y la cenas todos los días.

—Pedo a ti te afesta máz que a Ede Se A.

Imagan bajada de  www. pixabay.com