—¿Qué haces con ese bote? Te vas a cortar.
—A ved zi guaddo un poco de zol pada ezta tadde.
—Pues que tengas suerte. Pero es más fácil guardar la oscuridad.
—Ya, pedo a mí me faltan hodaz de zol. Pada oscudo ya te tengo a
ti.
—Siempre me haces algún regalito, ¿eh? Pero, para lo que
pretendes, es mejor la memoria que el bote.
—¿Pod ezo loz pesez no ven el zol nunca?
—Supongo.
—Pedo no ze pueden zacad loz dayoz de zol de la memodia.
—Yo creo que sí. Yo tengo muchos guardados y los saco cuando
quiero, y, a veces, sin quererlo.
—Debez tened dasón, podque llevo un buen dato y cuando tapo el
bote zólo veo zombaz.
—Mira, a falta de almacenar sol en un bote, puedes mirar los ojos
de cualquier bebé.
—Poz en ezta caza... Ahoda, te puedez poned a ello.
—Sí, pues estoy yo como para ampliar la familia. Yo ya he
cumplido.
—Clado, ez que ademáz, te tocadía el shino.
—¿Cómo que me tocaría el chino?
—Uno de cada tez niñoz que nasen ez shino, y tú ya tienez doz con
loz ohoz dedondoz.
—Cuidado con las estadísticas. A veces confunden más que aclaran.
—A Ede Se A ziempe. Y máz zi zon del Instituto Nasional
d’Eztadíztica.
Imagen
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