—No sabía yo que te gustaran los crucigramas.
—Y no me guztan, ¿o no me vez la cada?
—¿Y por qué los haces?
—Pada apended palabaz, me padese menoz abudido que leed el
Dissionadio, como hasen otoz —me contestó con retintín Erre C. A.
—Ese otro del que hablas, a parte de aprender, se divierte. No
como otros.
—Poz eze oto oto del que tú hablaz ez de la ezcuela de la leta con
sangue enta.
—A mí me enseñaron así, pero hay otras maneras de enseñar más
agradables y, acaso, más efectivas. Pero si quieres, cada vez que no sepas una palabra
del crucigrama te doy un coscorrón.
—A popózito, mida qué coincidencia. A ved, coscodón con zeiz
letaz.
—Entonces prefieres que te dé un cosque.
—Que no, qu’eza época y’ha pazao. Venga: cozcodón con zeiz letaz.
—Ya te lo he dicho.
—No.
—Cosque, atontado, cosque.
—Ah, vale. Y, a ved, ota: Batasio del odden de loz anudoz con el
dodzo veddozo, abdomen blando, boca con diente y poupila redonda o en fodma de
dendiha vertical. Ézta ez máz difísil,
¿eh? Cuato letaz y empiesa pode ede.
—Rana.
—No, rana, no. Ede Se A ez dano, masho.
—Que la palabra que buscas es rana.
—¿Yo zoy todo ezo? —se extrañó.
—Y algo más.
—¡Ho! Ézte ez mu difísil. Voy a empesad oto.
—No me estropees todo el cuadernillo. A mí también me gusta
empezarlos, pero a diferencia de ti, también me gusta acabarlos.
—Anda que no edez dácano. Pod zezenta séntimoz cómo te ponez.
—No es por lo que vale, es que me da rabia ir a resolver uno y
encontrarme con todos empezados.
—Ez que te quiedo ayudad.
—Sí, como Maggi.
—Ahoda zí que disez tontedíaz.
—No son tonterías, es un eslogan de una marca de preparados
alimenticios.
—Vieha.
—No tanto.
—Bueno, va. ¿Lo acabamoz huntoz?
—Venga, anda. A ver si podemos. Lee la siguiente.
—A ved: abadotad, con mushaz letaz.
—Mmmmmm... No sé.
—Yo zí. Ez lo que hago yo: atibodadme.
Imagan
bajada de www. loscrucigramasdelsenyorg.blogspot.com
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