miércoles, 22 de octubre de 2008

Libido y lívido

—¿Qué haces ahí dentro?
—Que m’he hipedventilao y como he vizto en laz peliz que uzan una bolza de papé…. —me contestó erre C.A. con medio cuerpo dentro de una gran bolsa de papel.
—Pero se la ponen en la boca y la nariz, para que les entre menos oxígeno.
—Pada ezo con no dezpidá...
—Si no respiras, te mueres.
—Yo no —su voz sonaba apagada.
—Tú cuando quieres te sumas a la humanidad y cuando quieres te borras. Eres un chaquetero. yh habla más alto que no te entiendo bien.
—Zólo mido pod miz intedezez, como todoz —me gritó.
—¿Y quién mejor que tú mismo, no? —le grité yo a su vez.
—Poz ya que lo disez, tú debedíaz zé mi valedó.
—Y lo soy, además de tu alma mater.
—Ezo me zuena a made.
—Y te suena bien… ¿Sabes?, te brilla el culo.
—Poz que bien, tío. Pedo voy a zalí d’aquí, eztoy hadto de tagá podquedía.
—Si te ducharas.
—¡Que yo no nesezito dushadme, pezao! Mida, pod no tené, no teno ni cazpa y ademáz como tú haz disido, hazta me billa el culo.
—¿Y eso blanco de los hombros?
—Polvo.
—Pues ya te vale.
—¿A mí? ¿A mí ya me vale…? —se puso chulito ya fuera de la bolsa—. A vozotoz loz mashitoz que estáis todo el día con él en la boca.
—No seré yo.
—No, tú no, ni en loz labioz ni en la lívido.
—Se dice libido, lívido es un adjetivo equivalente a amoratado o a pálido.
—Poz tambén, y de lo mizmo, total pod un asento de na.

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