lunes, 6 de octubre de 2008

El modorro

—Mira, erre C.A., éste es el tercer cuaderno de Minismisterios —le dije muy orgulloso.
—Edez un pezaito de nadisez, eh. ¿Cómo te llama tu hiho…? Mmmmmmmm. Ya. Mododo.
—No, modorro me lo llama mi shica. Él me remite a los sesenta, o como mínimo a los ochenta.
—Ez iguá, a na que hasez lo pegonaz a loz cuato vientoz.
—Eso no es cierto y tú lo sabes.
—Yo lo único que zé ez que todavía me quedan quinse díaz de palisa con el nuevo cuadednito, que, pod zupuezto, te haz hesho tú pada desiclá papel.
—A mí siempre me ha gustado estrenar material escolar…
—Y ahoda me vaz a contá la batallita, ¿no?
—Si no quieres no.
—Vale, quiedo. Pedo ezpeda que me pona loz cazcoz del eme pe tez y ,mientaz me la contaz, ezcusho múzica.
—¡Cojonudo!
—Pedo bueno, tú lo que quedez ez contadlo, no que t’ezcushen. Y azí dizfutamoz loz doz.
—Vete a la eme.
—¡Ensima!
—O debajo, me da igual... Y no te pienso contar ya nada.
—Y yo que me alego, aunque no me lo quea.

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