lunes, 27 de octubre de 2008

Erre C.A. bloguero (y 2) y mentiroso.

—El post de ayer muy bien —dije a Erre C.A. nada más verle esta mañana.
—Menoz mal, penzaba que m’ibaz a eshá la bonca pod metedme en tuz azuntoz.
—En este caso el asunto es nuestro, no sólo mío. Copas el blog, ¿no te has dado cuenta? Y me alegro que asumas alguna responsabilidad que no ataña a tu necesidad de glotonear.
—¿Y aónde andabaz, tío? Ez la pimeda noshe que no te veo dodmí en caza.
—Ves, eso ya es asunto mío a secas.
—Ezpeda, ezpeda —me mandó el rano—. Ezpeda, que no lo entendo.
—¿Qué no entiendes del mío?
—Poz que zi tú dehaz de hasé una coza nuezta y la teno que hasé yo, el motivo pod el que dehaz de hasedla también ez nuezto.
—Nadie lo niega —me sumé a su opinión.
—¿Entonsez? —se extrañó.
—Entonces el que no entiende soy yo.
—¿Y cuálo no entendez?
—Que no conozcas tus cosas —le aclaré.
—Pedo el motivo ez tuyo. Yo no lo pedo zabé —contestó Erre C.A. a modo de disculpa y expresándose con las manos.

—¿En qué quedamos? ¿El motivo es mío o nuestro?
—Definitivamente ez nuezto —sentenció Erre C.A. muy seguro.
—Pues, si también es tuyo, deberías conocerlo, ¿no?
—M’haz líao, tío.
—Será la primera vez que te lío yo a ti.
—Poz no t’acoztumbez, eh.
—Y de lo de Platero, ya hablaremos.
—¿Y quién ez Platedo? —me preguntó saliendo de la habitación—. ¿Y quién ez Platedo? A vé, ¿quién nadisez ez Platedo, eh? —rezaba mientras se alejaba—. Yo no zé quien ez eze budo… Ezte tío…

—¿Y cómo sabes que es un burro? —le grité asomándome a la puerta.
—Podque hablaba de ti —me contestó también a gritos.

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