lunes, 17 de diciembre de 2012

Galletas

—Vaya galletaz haz compao.
—¿Qué le pasa a las galletas?
—Que cuando laz mohaz, en ves de ezponhadze, encohen.
—¿Cómo que encogen?
—Mida, laz madíaz ze hasen madietinaz. Ze quedan como una moneda de doz eudoz.


—Pues no lo entiendo.
—Poz lo menoz t’habán coztao máz badataz, ¿no?
—No te creas.
—Me voy a tened que comed toda la caha.
—Como si no lo hicieras con las otras.
—No ze te olvide qu’eztoy en la etapa del quesimiento.
—¿Y de dónde has sacado la moneda?
—Del mizmo zitio que laz galletaz.
—De mis costillas. No sé para qué pregunto.
—De otaz coztillaz zalió Eva. Pedo no te peocupez, que no me como la moneda.
—Pues la devuelves.
—¿Laz galletaz también?
—No seas guarro que estoy desayunando.
—Vale, pedo tú no compez máz comida pada nomoz.
—¡Mira quien fue a hablar, el rano gigante!
—A ved, con laz cozaz que daz de comed a Ede Se A... Eztoy temiendo el día que compez el dozcón de deyez. No lo confundaz con un donutz.
—Menos cachondeo...
—Oye, lo mizmo zidven laz galletaz como monedaz pada laz máquinaz ezpendododaz. Noz hadíamoz dicoz.
—Trae para acá las galletas. Se acabó tu desayuno.
—D’ezo nada.
—Entonces, no te quejes.
—Si no me queho, pedo pada llenadme la boca nesezito una dosena. ¡Hodé con loz decodtez!






Imagen bajada de  www. rincondelashadas.com.ar

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