—¿Dezde cuándo te mueddez laz uñaz, Mendugo?
—Desde que tengo dientes.
—Poz vedáz cuando ze te caigan.
—Me buscaré otro mal hábito.
—No zé cómo haz podido educad a tuz hihoz.
—Día a día. El hecho de que yo haga algo, no implica que esté
bien. O mal, claro.
—Tú no habíaz zedvido pada muhed del Sésad, ni pada cuda.
—Yo estoy muy lejos de ser la reserva de occidente, ni de
pretenderlo. Además, me conformo con una sola moral. Y ya sabes lo que dicen
los curas.
—¿Lo qué?
—Haz lo que yo digo, no lo que yo hago.
—Zi fuedan zólo loz cudaz...
—Ah, y volviendo al tema, tú no te las muerdes porque no tienes.
—¿Ademáz de monomodal también edez adivino?
—Oye, que yo no soy el que te dio el otro día con la porra. Yo te
doy de comer.
—Y no te voy a morded la mano ni laz uñaz. Zi ez lo que quiedez
desid.
—Ahora el adivino eres tú.
—Ez que hoy m’elevantao un poco todsidito. Y como zólo hablo
contigo...
—Así te va.
—Pod ezo desía lo de tuz hihoz.
—Mis hijos han convido y han hablado con más gente, no sólo
conmigo.
—Menoz mal.
—Bueno, vale ya, ¿no? Cambia de tema.
—Poz hablemnoz de laz canaz.
—Claro como tampoco tienes pelo... Ni hijos, ni uñas, ni pelo...
—Bueno, poz hablemoz d’egoz.
—Al menos tenemos los dos.
—Pedo el tuyo ez máz gande.
—El ego no tiene nada quye ver con la tripa.
—Yo no he hablado de tu gan tipa.
—Para que lo digas tú, lo digo yo.
—Tío, ezto padese un diálogo pada bezugoz.
—Lo que somos.
—Vaya zubtedfuhio que t’haz buzcao pada inzultadme.
—A ver, di otra vez subterfugio.
—No me da la gana. Y z’h’acabao pod hoy.
—O sea, que yo me tengo que tragar todas tus críticas, y para una
que yo te hago, te enfadas.
—Que z’h’acabao, pezao. Que z’h’acabao.
Imagen
bajada de www. espanol.rfi.fr
No hay comentarios:
Publicar un comentario