—Me he dado cuenta de que si algo nos deben nuestros hijos, y
nosotros a nuestros padres, son los recuerdos.
—¿Y petendez que te loz paguen?
—No voy por ahí.
—¿Entonsez?
—Pues que prácticamente puedes olvidar todo, pero lo que te
ocurrió de niño no lo olvidas jamás.
—Lo malo dezde luego.
—No seas fatalista. Da igual, lo bueno, lo neutro o lo malo.
—Yo me acueddo una ves...
—Ahora no me cuentes tus batallitas.
—Haz empesado tú.
—Jopé con el has empezado tú.
—Ez veddá.
—Yo no te he contado nada. Te he participado un
sentimiento.
—Pod ez lo que iba a contad Ede Se A.
—Dile a Erre C. A. que está más guapo calladito.
—Dizelo tú, que a mí no m’hase cazo.
Imagen
bajada de www. rabillodeojo.blogspot.com
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