martes, 29 de noviembre de 2011

¿Almeja o aceite?

—De verdad que eres un trafalmejas.
—Y tú un eztafilococo.
—Te hablo en serio.
—Y yo, lo que paza ez que no zé qué ez un eztafa... ¿almehaz?
—Un tío que no para y que no tiene dos dedos de frente.
—En ezo de la fente, zí que llevaz dasón. Pedo en mi ezpesie ez un dazgo. ¿Y pod qué zoy ezo?
—Tanto dar la murga con la mierda de la llave y no has salido desde el día que me despertaste.
—No lo he nesezitao.
—¿Y el ejercicio matutino? ¿Y tu buena forma?
—He leído que el ehedsisio ezahedao ez malo. Y ya tengo unoz abdominalez intedezantez.

—Sí, debajo del fieltro hinchado, que en leguaje humano sería grasa. Y no metas la tripa, que se te nota.
—¡Ezahedao edez! Total, un mishelín de na. Hay quien lleva cuato.
—No. Quien no. Que: objeto —le corregí.
—¿Y que zoy yo máz que un obheto, entedao?
—El aceite. Tú eres el aceite. Siempre tienes que quedar encima.
—A ved, ¿en qué quedamoz, zoy falzaalmeha o aseite vidhen?
—Eres insoportable.
—Yo también te quiedo, Mendugo.
—Eso es muy poco original.
—Pedo ez veddá.
—Y suena a serie de televisión manida.
—Y tú zuenaz a cadaca dota. ¡Anda que lo del aseite ez odiginal! Tiene máz añoz que la Humanidá.
—¡Animal!
—A musha honda.








Imagen bajada de consellodacultura.org

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