lunes, 28 de enero de 2013

El problema


—Me encanta que los días se alarguen y notarlo.
—Mendugo, loz díaz tienen todoz el mizmo tamaño: veinticuato hodaz.
—Me refiero a la parte del día que tiene luz.
—Ezo depende de cuando la ensiendaz, aunque ya zabemoz cómo edez tú.
—Luz de sol, pesado. Ahora, si no me quieres entender, es tu problema.
—Lo ziento de vedaz, pedo Ede Se A no tiene poblemaz.
—Dichoso tú.
—Y tú.
—¿Yo? ¿Por qué?
—Hombe, podque zi yo tengo poblemaz, tú también loz zufidíaz.
—No estés tú tan seguro. Bastante tengo yo con los míos.
—Pedo zi tú vivez como un madahá.
—No, como un marajá no, con un marajá, que no es lo mismo. Y que no te cuente mis problemas, no quiere decir que no los tenga.
—¿Ahoda vaz de zufidod?
—No, eres tú el que me está tirando de la lengua.
—¡Uffff, qué azco! No ze me ocudidía.
—No hay guarro que no sea asqueroso. Pero te tomas todo al pie de la letra.
—No, podque laz letaz no tienen pie, zi no, no zonadían, codedían.
—Lo que te digo.
—Ezo lo desía yo de pequeño, pedo acababa con un moñigo.
—Pues lo que te digo, moñigo.
—¡Qué guado!
—¿No dices que tú usabas esa expresión?
—Ya, pedo eda un quío.
—Vete al garete.
—Zi me disez dond’eztá y me guzta...
—En cualquier parte donde yo no esté.
—Me guzta.
—Pues no lo parece.
—¿Ahoda tienez maníaz pedzecutodíaz?
—Tú sí que estás paranoico.
—Yo no eztoy pada nadie. Quiedo un día de decohimiento.
—Tú no has recogido nada en tu vida.
—Anda que no decoho yo tuz fuztasionez.
—¿Y todo esto es porque me gusta que los días se alarguen?
—No, todo ezto ez pod tened un dano en caza.
—Pues eso tiene fácil arreglo.
—¡Eeeeeeeh, quieto! ¿A ved que vaz a hased?
—Solucionar el problema.
—Yo no zoy un poblema, zoy una zolusión.
—Mala, y las malas soluciones a la papelera.
—¡Zácame de aquí, que no zoy desicable!





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