—No seas tan guarro comiendo.
Eso no son migas, son mendrugos como yo.
—Laz hodmigaz y loz datonez también tienen dedesho a vivid.
—No en esta casa. Y, a propósito, ¿cómo le va a tu amigo, el ratón
de la Moncloa? ¿Ya no te invita?
—No, ya no puede invitadme podque ez un zintesho.
—¿Un sintecho? ¿Y eso?
—Podque con el cambio de gobierno le diedon boleto. Han sedado
todoz loz abuhedoz pada que no ente ni zalga nada. Ahoda vive en la calle.
—Pues la calle no es mal sitio para una rata.
—Él ez datón.
—¿Y no le has ofrecido ayuda?
—Yo lo único que tengo mío zon loz colladez y el no ze ve con
elloz. Y tampoco loz puede doed. Ademáz la calle eda buena antez, ahoda ya no.
—Anda, ¿y por qué?
—Podque, pod ehemplo, ya nadie tida comida a la bazuda
pásticamente. Y la poca que ze tida duda nada y menoz en loz cuboz podque llega
oto colega tuyo y lo cohe.
—Ya, pero siempre hay mercados, almacenes de alimentos, ...
—Ezo también z’h’acabao. Ahoda todo ze vende envazao o en lata.
—Si es que lo bueno dura poco.
—Y, ademáz, z’ha quedao zin móvil y zin Intedné, azí que no hay maneda
de contastad con él. Yo queo que z’h’apuntao a ezo de la movilidá labodal.
—Hay que ajustarse a los nuevos tiempos.
—La última ves que hablamoz me apuntó algo zobe tabahad en un
labodatodio d’inveztigasión.
—Hombre, tampoco le iba a pasar nada por currar. Bueno, ni a él ni
a nadie.
—Zalvo que te lo pohiba tu delihión.
—Como a ti, ¿no?
—No. A Ede Se A ze lo pohibo yo.
—¿Tu amigo es biólogo o algo parecido? Porque para trabajar en un
centro así...
—No, ni médico, ni na. Zólo tiene el gaduado. Había leído que ze
nesezitaba pedzonal pada unoz eztudioz zobe la dehenedasión selulad.
—Lo que te digo. Para ese trabajo se necesita mucha preparación.
—Que no, Mendugo, que no t’entedaz. ¿Tú nunca haz oído hablad de
laz dataz de labodatodio? Clado, que no me eztaña, tú zólo conosez laz dataz de biblioteca.
—¡Ah, ya! Te refieres a experimentar con las ratas.
—Poz clado. ¿Qué penzabaz? Lo que paza ez que como no tiene
familia no podía nombad un benefisiadio en zu pólisa del zegudo de vida que le
zuzquibían.
—Pues que te hubiera elegido a ti, ¿no?
—No, podque o eda un familiad u ota data del mizmo labodatodio.
Azí ze quedaba todo en caza.
—Pues si aguantas una semana más sin asearte podrías pasar por
rata sin ningún problema
—Poz tú ten cuidao, que como zigaz invidtiendo en tu tehido adipozo te van a llevad a Faunia y te van a educad como una foca.
Imagan
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