—Bien. Muy agradable y sin moscones.
—Ez lo que tiene tened una dana en caza.
—Yo creo que fue al revés, que fue por no tener al rano en casa
—contesté irónicamente—. ¿Y tú que tal?
—Bien... Abudido... En el padque... Compadtiendo la medienda —me
dijo un tanto triste.
—¡Tú compartiendo un bocadillo de chorizo! —me sorprendí.
—Y con un eztaño —puntualizó Erre C. A. al sacar pecho.
—No me lo creo. Cuenta.
—Poz cuando eztaba a mitá del bocata, ze pozó en el banco un pahadito
y le di una miguita. Debía de zed una quía podque no asedtaba a cohedme de la
mano la miguita.
—¿De ahí las tiritas en la palma de la mano?
—Zí, me dio tez o sinco picotasoz el muy desagadesido.
—¿Y sólo le diste una miguita?
—Clado, el pahadito eda muy shiquitín, pedo la miguita eztaba
untada con la gasa del shodiso. No te queaz que le di cualquied coza. Tenía
doble alimento.
— Entonces fue muy generoso por parte —ironicé y él lo notó.
—Hay que compartí. Y no zólo de boquilla como haséiz loz padez.
Que cuando lleváiz al padque a vueztoz hihoz no haséiz máz que desidlez que
tienen que compadtid loz huguetez con loz otoz niñoz: Damonsín, deha al niño la
palita. Y, además, lo haséiz en un tonillo que no oz quee ni la abuela del que
quiede la pala a toda cozta. Un día, pada ezcadmentadoz oz tenía que conteztad
vuezto hiho: Poz déhale tú el coshe a zu pade, no te digo. Y a ved qué nadisez
hasíaiz. Ezo pa que te díaz de mi henedozidá, tío lizto. Que zoiz unoz
bocashanclaz.
—¿Bocachanclas? Pero, vale, vale. No te pongas así.
—Ademáz, el bocadillo no eda mío. Eda tuyo. Y no ze debe uno
dezpendez de lo que le dan. Ez como no hased apesio.
—Y menos si lo que te dan es una buen bocadillo, ¿no?
—Tampoco el shodiso Devilla ez como pada tidad cohetez, aunque elloz digan qu'ez una madavilla. Pedo da igual que zea comida o un libo. Pod ehemplo, tú me daz
la lata y Ede Se A no la compadte con nadie. Ezo ez dezpeto.
—¿Y la que tú me das a mí, qué?
—Eza la compadtez con loz que leen tu blo —me salió el rano por
peteneras..
—Pues no te creas que la comparto tanto —me quejé.
—Poz ezquibe mehod o zobe cozaz máz intedezantez, no laz tontedíaz
que me cuentaz.
—Noto cierto resquemor en tu voz.
—A mí, como a todo el mundo, me guzta zed el muedto en el entiedo
y el novio en la boda.
—Pues a mí, ni lo uno ni lo otro.
—¡Vaya que no!
—Pues no —insistí, pero me calló la boca.
—Entonsez explícame el motivo pod el que t’haz cazao y pod qué te
vaz a modid. Lo que digo, unoz bocashanclaz. ¡Ay, cuánta falta de humildá y
cuánto hablamoz de máz!
Imágen
bajada de www. leadingbrandsofspain.com
1 comentario:
No estoy de acuerdo con R.C.A., lo que escribes está muy bien, es muy interesante y nos arranca una sonrisa.
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