—¡Qué desastre de estadísticas en agosto!
—Zi ez que noz teníamoz que habed ido de vacasionez, Mendugo.
—Pesado eres un rato. Yo estoy muy a gusto en mi casa; como en
ningún sitio. Mis bañitos en la piscina, mis libros, mi mus...
—¡Uy, el muz!
—¿Qué le pasa al mus?
—Que ze huega con badaha ezpañola.
—Vaya una cosa. ¿No te gusta?
—No.
—¿Por qué?
—Podque tiene el bocarrana.
—Claro, por eso nunca gano.
—Pueba a hugad con la badaha fanseza.
—No me has entendido, pero no me veo yo... Sería mejor y más fácil
deshacerme del bocarrana.
—¿Vez podqué no me guzta la badaha ezpañola? Ziempe me paza lo
mizmo.
—Es que contigo es muy fácil, por las interpretaciones de tu boca
y tu condición de rana.
—Poz el populasho da quédito a laz danaz en la buena zuedte.
—A las ranas quizá, pero la boca de las ranas es otro cantar. En
los juegos de cartas desde luego no.
—Pedo zi pieddez ziempe ez que te quieden musho.
—O que soy muy malo.
—Edez el pimed muzoladi que reconose qu’ez malo.
—Lo he dicho con la boca pequeña.
—Coza que no puedo hased yo, ¿no? Pedo pod ezo mizmo Ede Se A no
puede zed humilde. Bueno, pod ezo, y podque tengo motivoz pada no zedlo.
—Pues deberías aprender a jugar al mus. A veces es una buena cura
de humildad. Al mus te puede ganar hasta el que no sabe.
—Zi quitaz el sinco de baztoz asepto.
—¿Pero cómo vamos a quitar una carta?
—Poz igual que quitaz loz oshoz y loz nuevez. Mi pimo hugaba al muz,
pod ezo zé algo, y lo hasía con doz sincoz de odoz y zin bocadana. Eda mu
zupedtisiozo y desía que loz paloz no influían en el huego. Ziempe compaba doz
badahaz igualez.
—¿Tu primo también es una rana?
—No, un pulpo. Pod ezo no quedía hugad nadie con él.
—Por eso y por las dos barajas, ¿no? Pero, jo, macho, ¡vaya
familia!
—¿Te digo yo algo de la tuya? Podque motivoz hay pada dad ehemploz
de lo que no ze debe hased.
—Bueno. ¿Quieres o no quieres aprender a jugar al mus?
—Ez que no zé guiñad zólo un oho. Ni tengo sehaz. Y zi zaco la
lengua ze me caen loz colladez. Y como no tengo paletoz tampoco puedo moddedme el
labio. Y...
—Vale, para las señas lo tienes crudo, sí.
—Y, ademáz, con lo tacaño que edez no queo yo que hisiedad lo que
mi pimo el pulpo.
—Venga, voy a por las cartas y a por la judías.
—¡Uy, qué dicaz! Tae mushaz.
Imagan
bajada de www. charly-mus.blogspot.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario