Para Belén
Nos es dado a los hombres el poder de trocar el miedo en esperanza. Nos es dado, por consiguiente, la magia. Empujar la voluntad de cualquiera con las manos del cariño pertenece a un universo secreto, a un mundo del que participamos sin pretenderlo. Y en la cima, desde donde se descubren los elementos más rudimentarios del alma, se siente la alegría de ser mortal, de ser uno más dentro de un todo que ni tiene principio, ni tiene final, ni falta que hace. Vivimos muchas veces, moriremos una, y esa unicidad acarrea la aventura más simple. Peor sería vivir una vez y morir siempre.
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