jueves, 21 de agosto de 2008

Las olimpiadas

—¿Tú no vaz a laz Olimpiadaz?
—¿Cómo voy a ir a las Olimpiadas? —me quejé—. Me ves pinta de atleta, ¿o te estás quedando conmigo?
—Ni la una coza ni la ota. D’ezpestadó.
—Anda que ando sobrado de euros…
—Poz habedte apuntao de voluntadio.
—Tú estás mal de la azotea. ¿Me ves cara chino?
—No, pedo daz la altuda.
—¿Y tú, muñeco de mierda, por qué no te presentaste al concurso de mascotas olímpicas? —Podque no quiedo que nadie me manipule. Todo el mundo proteztando pod lo del Tibé y los dedeshoz humanoz y mida, ze ha apuntado a la sedemonia inaugudal hazta aquelloz que loz dedaztadon. Todo ez política económica.
—¡Eh! —le advertí—. En esta casa está prohibido incluso pensar de política.
—Poz eztamoz apañaoz… No he ido a Shina podque eztá todo pohibido, hazta pensá libemente, y me zalez ahoda con eztaz. Dezde luego, a loz hombez y a loz shinoz no hay quien oz entienda…

No hay comentarios: