lunes, 25 de agosto de 2008

El sarpullido

—Mira lo que te ha ocurrido por estar todo el santo día pegado a la Uno.
—A la Uno y a la Doz ¿Pedo, qué m’ha pazado?
—Que se te ha deformado la conexión RCA. Mírate el pecho y la tripa. —¡Aybó! ¿Y ahoda qué hago?
—¡Y yo qué sé!
—Poz estamoz buenoz.
—Pídele a mi chica que te descosa los dos aros que te han salido.
—Zí, va a zé lo mehod, podque con un bodadod no van a zalí, ¿veddá?
—Me temo que no.
—¡Hoé, tú, el podé de la tele! Vaya madón. Pada un día que no me pono collá, me zale un zadpudillo olímpico. ¿Tú queez que s´han cabeado loz shinoz pod el cadtel del Tibé?
—Puede ser, pero yo creo que se debe más a la televisión.
—A ved si m’han eshao un mal de oho d’ezoz odientalez.
—Sí, el COI que te ha mirado mal al hacer la vista gorda.
—¿Tú queez?
—Casi estoy seguro.
—Zi ez que a mí loz goddoz no ze me dan bien.
—Ya, los gordos... Pues a mí, ¿sabes qué se me da bien?
—Nada.
—Te equivocas. Bordo el ahogamiento de ranos faltones.
—Oye, que yo me defedía a loz pesez goddoz.



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