Hace año y pico me llegó, no sé si por radio, prensa o televisión, la noticia de la publicación de un libro titulado LA GRAMÁTICA DESCOMPLICADA. Y ahí quedó la cosa, aunque el título me llamara la atención. Hasta que vi a mi hija con él. Habían pasado dos meses. Sabedor de que la palabra “descomplicado, da” no tiene las bendiciones de la RAE me gustó tanto la valentía del autor al colocarla en la portada del libro como el significado que yo le di, sentido que luego resultó coincidir con el de su inventor. Quedamos mi hija y yo en que cuando lo acabara, me lo pasaba. Pero se nos olvidó. Anteayer, buscando algo ligero que llevarme a los ojos y la mente, me di con él. ¿Por qué no?, pensé. Y al cabo de media hora me di cuenta que había descubierto un tesoro; que el disfrute era doble; por lo que leía y por el regalo hallado. En una hora había aprendido más gramática que en cincuenta y tres años. Y no es que me pille el asunto en el mejor momento para aprender, aunque no hay ninguno malo, pero los vicios adquiridos hacen resbalar las normas y al entendimiento, y no digamos la memoria. Y más si uno lee a última hora del día, cuando está más recogido y cansado. ÁLEX GRIJELMO, autor de este libro, aparte de expresarse con una sencillez pasmosa, acaso por recurrir al humor y a la simpatía, no se hace pesado; al contrario, esta obra de divulgación, pseudioensayo o pseudolibrodetexto, es ameno. Según leía, todo lo que conocía y desconocía de la gramática española (el autor opina que es mucho lo que no sabemos que sabemos) iba tomando cuerpo, unidad, se iba vertebrando en normas sencillas. Incluso, después, al escribir me hizo pensar gramaticalmente en lo que escribía, que por otro lado, es algo que busca Álex, según sus propias palabras. Así, siguiendo aquellas normas razonadas y leídas en su libro, antaño aprendidas de memoriata, y que destaca en negrita y dentro de un recuadro, y parándome a pensar un poquitín, he (ha) conseguido que me sea más fácil omitir errores en mis escritos, desalojar de mi cabeza las continuas dudas que me planteaban las palabras y las frases que construyo. es decir, mis ideas Este libro debería ser de obligatoria lectura al menos para todos aquellos que pretendan enseñarnos (a niños y adultos) a conocer y manejar bien nuestro idioma. Desde este humilde blog quiero agradecer a este periodista su DESCOMPLICADA GRAMÁTICA, que quizá haya yo aceptado como palabra de dios por mi incultura y no se halle libre de errores, como así creo. Pero otros, si la envidia no lo impide, serán capaces de corregirlos, si es que los encuentran. Por cierto, está editado por TAURUS, un sello editorial de SANTILLANA. Recomiendo saltarse el índice, que puede marear o preocupar, pero no así los dos prólogos (Introducción Innecesaria pero muy de agradecer, y otra Necesaria, menos grata pero más aclaratoria). Jamás pensé que un texto escrito con la intención de aclarar y enseñar me pudiera parecer tan amable y asequible, tan agradable de leer como un relato de Borges o cualquier obra festiva de Quevedo; siempre salvando las obvias distancias. Y escribo esto, a medio leer el libro citado, a las tres de la madrugada y contento por conocer ya las causas por las que “freíais” lleva acento en la vocal débil y “estáis” en cambio, lo lleva en la fuerte; antes las escribía correctamente, pero no sabía porqué. Y para una persona que no acepta lo que no entiende (grave error), esto es muy importante.
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