No pensaba colgar más post en Minismisterios, pero me siento mal por aquéllos que han sido lectores asiduos, sobre todo, de las conversaciones del trasto de Erre C.A. y de "Mendugo". Para ellos va este último artículo, sin ánimo de continuidad.
.....Veréis, todo empezó con un sueño, hace tres años y dos meses. Ambos personajes, y otros, son producto de ese sueño. En él y más recientemente, Erre C.A., empezó a hablarme. Bueno, a mí no, a Mendrugo (en el sueño de Erre C.A., su "Mendugo" era yo, Juan Carlos). Hace cuatro días que Erre C.A. no habla. Poco antes, barruntando su final, me había preguntado: "¿Pod qué llodaz ahoda" y yo le había contestado: "Porque cada vez me cuesta más sacar el billete. Lloro porque he estado dentro de mi sueño, porque, cuando creía tenerlo asido, se me ha esfumado entre los dedos. Lloro porque tengo ganas de llorar, no de luchar". Esos cuatro días son los mismos que Mendrugo no oye. Ambos, Erre C.A. y "Mendugo", han muerto de un ataque de realidad. El jodío rano se ha quedado mudo y quietecito encima de la estantería donde siempre ha estado. Mendrugo ha desaparecido por completo; le he buscado por cada rincón de mi alma y no le encuentro. Y lo mismo ocurre con esas palabras con vocación equivocada. Han desaparecido con mi sueño. Un sueño es eterno durante un segundo. Durante tres años es una inconsciencia porque, si no se cumple, se pudre. Hacedme caso, no soñéis más de un minuto seguido. Mi sueño, desde la realidad, se había convertido en una paranoia; algo así como un ideal. Y, sarcasmos aparte, ya sabemos que los ideales no traen nada bueno. Si con algo no puedo es con la impotencia (y no es un chiste de fistros). La impotencia ante un hecho me inocula el virus de la locura. La única forma de superarla es meterla en una caja, sellarla y acudir a la rutina. Con ello olvido por un tiempo. Esta vez espero no recaer.
.....Basilio, un amigo, me preguntaba no hace mucho que si yo no andaba deprimido; le contesté que no; hoy me reafirmo. Lo que él notó fue el síntoma de la enfermedad que ha matado a Erre C.A. y a Mendrugo, y de la cual yo no era consciente. Durante los últimos meses he jodido a mi familia con salidas de tono y enfados que ni yo mismo me explicaba. Ahora sé que son producto de querer vivir un sueño a costa de su realidad, que en definitiva no es otra cosa que la percepción de lo que acontece dentro de ti y a tu alrededor. Tengo la sensación de no haberme rendido, pero también tengo esa otra que me confirma que he perdido la guerra aún ganando alguna batalla. No intente nadie leer entre estas líneas que achaco a alguien, ni siquiera a mí mismo, una culpa que no existe. Cris, otra amiga, decía que leyendo Minismisterios se podía saber cómo andaba "Mendugo" (versus Juan Carlos) de ánimo; y aunque alguna vez os he "engañado", no deja de ser cierta su apreciación. Viti, en los Cuatro Caminos, quedará sin un compañero de rato mañanero; siento robarte una pequeña sonrisa. Lo siento de verás, Viti. Igual le pasará a Eva, excompañera de fatigas y ahora más amiga. Belén, casi asidua, seguro que se lleva un pequeño disgusto, aunque no me dirá nada. Las chicas Forjera seguro que también echarán de menos al adolescente rano. Antonio, Fernando, algún rebotado de Mundo Picho (Galo, Aitor, Rafa, el Richal …) y otros, que quizá ahora no recuerdo, sumarían todos los seguidores asiduos de este blog. Siento no poder citaros a todos por ser mi memoria para los nombres como es. A todos, infinitas gracias. Y en especial a mi hijo, por haberme presentado tanto a Giuseppe como a Erre C.A.; a mi hija que, pareciéndole difícil de leer lo que el rano decía, y no leyendo Minismisterios, me aportaba chascarrillos y situaciones de las que bebí; a mi "shica", correctora infalible a la que Erre C.A. (y no yo) estropeó más de un collar. Gracias a los tres. Ha comenzado un retorno para mí, y espero que no me pase lo que a otros, que perdieron el camino de regreso. En este retomar andadura no caben muñecos ni Fantasías. La Historia Interminable termina donde empieza la realidad. Y sin conocerme, el que mejor me ha entendido ha sido León Felipe (ya citado en más de una ocasión) cuando, inspirado por don Quijote y algo más personal, le gritó:
.....Veréis, todo empezó con un sueño, hace tres años y dos meses. Ambos personajes, y otros, son producto de ese sueño. En él y más recientemente, Erre C.A., empezó a hablarme. Bueno, a mí no, a Mendrugo (en el sueño de Erre C.A., su "Mendugo" era yo, Juan Carlos). Hace cuatro días que Erre C.A. no habla. Poco antes, barruntando su final, me había preguntado: "¿Pod qué llodaz ahoda" y yo le había contestado: "Porque cada vez me cuesta más sacar el billete. Lloro porque he estado dentro de mi sueño, porque, cuando creía tenerlo asido, se me ha esfumado entre los dedos. Lloro porque tengo ganas de llorar, no de luchar". Esos cuatro días son los mismos que Mendrugo no oye. Ambos, Erre C.A. y "Mendugo", han muerto de un ataque de realidad. El jodío rano se ha quedado mudo y quietecito encima de la estantería donde siempre ha estado. Mendrugo ha desaparecido por completo; le he buscado por cada rincón de mi alma y no le encuentro. Y lo mismo ocurre con esas palabras con vocación equivocada. Han desaparecido con mi sueño. Un sueño es eterno durante un segundo. Durante tres años es una inconsciencia porque, si no se cumple, se pudre. Hacedme caso, no soñéis más de un minuto seguido. Mi sueño, desde la realidad, se había convertido en una paranoia; algo así como un ideal. Y, sarcasmos aparte, ya sabemos que los ideales no traen nada bueno. Si con algo no puedo es con la impotencia (y no es un chiste de fistros). La impotencia ante un hecho me inocula el virus de la locura. La única forma de superarla es meterla en una caja, sellarla y acudir a la rutina. Con ello olvido por un tiempo. Esta vez espero no recaer.
.....Basilio, un amigo, me preguntaba no hace mucho que si yo no andaba deprimido; le contesté que no; hoy me reafirmo. Lo que él notó fue el síntoma de la enfermedad que ha matado a Erre C.A. y a Mendrugo, y de la cual yo no era consciente. Durante los últimos meses he jodido a mi familia con salidas de tono y enfados que ni yo mismo me explicaba. Ahora sé que son producto de querer vivir un sueño a costa de su realidad, que en definitiva no es otra cosa que la percepción de lo que acontece dentro de ti y a tu alrededor. Tengo la sensación de no haberme rendido, pero también tengo esa otra que me confirma que he perdido la guerra aún ganando alguna batalla. No intente nadie leer entre estas líneas que achaco a alguien, ni siquiera a mí mismo, una culpa que no existe. Cris, otra amiga, decía que leyendo Minismisterios se podía saber cómo andaba "Mendugo" (versus Juan Carlos) de ánimo; y aunque alguna vez os he "engañado", no deja de ser cierta su apreciación. Viti, en los Cuatro Caminos, quedará sin un compañero de rato mañanero; siento robarte una pequeña sonrisa. Lo siento de verás, Viti. Igual le pasará a Eva, excompañera de fatigas y ahora más amiga. Belén, casi asidua, seguro que se lleva un pequeño disgusto, aunque no me dirá nada. Las chicas Forjera seguro que también echarán de menos al adolescente rano. Antonio, Fernando, algún rebotado de Mundo Picho (Galo, Aitor, Rafa, el Richal …) y otros, que quizá ahora no recuerdo, sumarían todos los seguidores asiduos de este blog. Siento no poder citaros a todos por ser mi memoria para los nombres como es. A todos, infinitas gracias. Y en especial a mi hijo, por haberme presentado tanto a Giuseppe como a Erre C.A.; a mi hija que, pareciéndole difícil de leer lo que el rano decía, y no leyendo Minismisterios, me aportaba chascarrillos y situaciones de las que bebí; a mi "shica", correctora infalible a la que Erre C.A. (y no yo) estropeó más de un collar. Gracias a los tres. Ha comenzado un retorno para mí, y espero que no me pase lo que a otros, que perdieron el camino de regreso. En este retomar andadura no caben muñecos ni Fantasías. La Historia Interminable termina donde empieza la realidad. Y sin conocerme, el que mejor me ha entendido ha sido León Felipe (ya citado en más de una ocasión) cuando, inspirado por don Quijote y algo más personal, le gritó:
..........."[...]
...........¡Cuántas veces, Don Quijote, por esa misma llanura,
...........en horas de desaliento así te miro pasar!
...........Y cuántas veces te grito: Hazme un sitio en tu montura
...........y llévame a tu lugar;
...........hazme un sitio en tu montura,
...........caballero derrotado,
...........hazme un sitio en tu montura
...........que yo también voy cargado de amargura
...........y no puedo batallar!
...........Ponme a la grupa contigo,
...........Ponme a la grupa contigo,
...........caballero del honor,
...........ponme a la grupa contigo,
...........y llévame a ser contigo
...........pastor".
.....Aunque esto último no deja de ser una tontería (y que me perdone el poeta), porque ni don Quijote podía escuchar a León Felipe, ni don Quijote estaba cuerdo, ni don Quijote ha sido nunca una persona.
Juan Carlos, agradecido..........
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