… —O qué —me contestó Erre C.A. repamchingado en su rincón.… —Me alegro que te hayas dado cuenta de que, a veces, el silencio acompaña mejor que una palabra.
… Erre C.A. afirmó con la cabeza.
… —Bueno, pues sigo con lo mío —dije al volver cargado con una pila de volúmenes.
… —Zi me lo pedmitez —dijo el rano muy educado—a mí me guztadía que ziguiedaz conmigo.
… —Ya me extrañaba a mí…
… —Ez que t’hesho de menoz. Métete conmigo zi quiedes, no mimpodta.
… —Pero es que estoy catalogando mis libros.
… —Excusas. ¿Y no ez más importante una pedzona que toda una biblioteca?
… —Pero tú no eres una persona.
… —Ya, pedo me defedía a ti, no a mí. No me digaz que tú no edes una persona.
… —A veces lo dudo.
… —La duda ez buena.
… —No cuando es eterna. Entonces te vuelves loco.
… —Tú ya lostabas. ¿Y si no, por qué enrolladse con un dano?
… —Eso ya me lo habías dicho.
… —¡Anda que tú no te depitez, tío!
… —Dejémoslo y ayúdame. Ordena esos libros —le pedí.
… —Ezo eztá hesho.
… Apagué el cigarro y Erre C.A. seguía recostado contra los libros.
… —¿No me ibas a ayudar? —le apuré.
… —Vamoz a ved, tú m’haz disho que oddenada eztos libotez, y yo t’he conteztao que eztaba
hesho, que ya eztá uno zobe oto, ¿no lo vez?
… —Vale, déjalo… Y gracias.
… —De na. A mandá.
… Erre C.A. afirmó con la cabeza.
… —Bueno, pues sigo con lo mío —dije al volver cargado con una pila de volúmenes.
… —Zi me lo pedmitez —dijo el rano muy educado—a mí me guztadía que ziguiedaz conmigo.
… —Ya me extrañaba a mí…
… —Ez que t’hesho de menoz. Métete conmigo zi quiedes, no mimpodta.
… —Pero es que estoy catalogando mis libros.
… —Excusas. ¿Y no ez más importante una pedzona que toda una biblioteca?
… —Pero tú no eres una persona.
… —Ya, pedo me defedía a ti, no a mí. No me digaz que tú no edes una persona.
… —A veces lo dudo.
… —La duda ez buena.
… —No cuando es eterna. Entonces te vuelves loco.
… —Tú ya lostabas. ¿Y si no, por qué enrolladse con un dano?
… —Eso ya me lo habías dicho.
… —¡Anda que tú no te depitez, tío!
… —Dejémoslo y ayúdame. Ordena esos libros —le pedí.
… —Ezo eztá hesho.
… Apagué el cigarro y Erre C.A. seguía recostado contra los libros.
… —¿No me ibas a ayudar? —le apuré.
… —Vamoz a ved, tú m’haz disho que oddenada eztos libotez, y yo t’he conteztao que eztaba
hesho, que ya eztá uno zobe oto, ¿no lo vez?
… —Vale, déjalo… Y gracias.
… —De na. A mandá.
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