… —¿Por eso llevas dos días sin sentarte a la mesa?
… —Zí.
… —¿Y por qué tienes miedo?
… —Podque zoy una minodia.
… —¿Y?
… —Que todo lo que leo zobe ezte azunto me peocupa musho. El pes gande ziempe ze come al shico.
… —Pero tú, ni eres un pez, ni eres un chico.
… —Pedo zoy la mínima ecspezión d’una minodía.
… —Hombre, perteneces a una especie que yo no calificaría de minoritaria, ni diría que está en vías de extinción. Las charcas, los pantanos y los ríos están a rebosar de ranas.
… —Yo no didía tanto. Pedo, ¿tú me vez viviendo en un chadco?
… —Pues, la verdad es que no.
… —Yo eztoy mal, pedo a ti cada ves te veo peod. ¿T’has fihao que zoy de tapo y me tenez que lavad de tadde en tadde con Nodit?
… —Si te refieres a que estoy loco porque hablo con un muñeco, estamos de acuerdo.
… —Ezo zería lo de menoz; hay quien habla con la Vidgen Madía. Lo peod ez que padezco tu ziquiata.
… —En eso difiero. Yo creo que lo peor es que te escucho, que te hago caso.
… —¿Ezo ez veddá? —me pregunto Erre C.A. muy interesado.
… —Ya te digo que lo es.
… —¿De veddá de la buena? —insistió.
… —Te lo juro por Snoopy.
… —Poz ahoda, mientaz llega el pes gande, yo me comía una lazaña dezaz que te zalen tan dicaz.
… —Y yo me olvidaría de ti y de todos mis sueños.
… —Ezcusha, Mendugo. Ezcusha bien: Loz zueñoz dan zentido a la dealidá. Ézta zin aquélloz ze queda en una dutina vasía.
… —¡Y tú qué sabrás, mono!
… —Yo he eztado quinse díaz dento dun admadio y no me ha guztado na, pedo na de na. ¿A quién ze le ocude meted en un admadio una iluzión?
… —A mí y a muchos.
… —A mí y a muchoz —me hizo burla el rano—. A mí y a muchoz. Tú lo que tenez que hasé ez una lazaña, tío.
… —¿Ya se te ha quitado el miedo?
… —Ahoda teno oto peod y máz sedcano.
… —¿Sabes lo que te digo?
… —¿Qué?
… —Que te comas una galleta.
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