domingo, 25 de marzo de 2012

Cómo sacar a alguien de sus casillas

—¿Pod qué ezquibez, Mendugo?
—Porque sé que tengo cosas que decirme, pero no sé cuales.
—Lo tienez clado, tío.
—Pues sí, sí lo tengo claro, aunque tú pienses lo contrario.
—Lo haz disho tú.
—Leer lo que escribo me ayuda a conocerme y a corregirme, de la misma forma que al leer a otros trato de entender a los demás, a conocer y, si puedo, a aceptar mi entorno.
—O zea, que no ez pod vanidá.
—Ni por dinero. Además, si fuera así, no me miraría al espejo y moriría de hambre.
—¿Y cuando ezquibez zobe mí pedzona?
—Aunque tú no seas una persona, esa es otra cuestión, pero que viene de la misma necesidad.
—Nesecidá que yo enfoco dezde la invazión de mi intimidá. Ede Se A ez el popietadio de zu popio copywdite.
—Yo no creo en el copywrite como un hecho prohibitivo. No me importa que otros usen mis ideas o lo que yo creo. Creo que si no fuera por todo lo que he aprendido de los demás, todo lo que los demás me han dado, nunca sería capaz de crear nada. Claro, siempre y cuando no se haga negocio a costa mía. Y aún así estaría dispuesto a compartir.
.—Poz yo, ante tu blo, me ziento como una d’ezaz niñaz que zuz padez pezentan a loz concudzoz de mizzez infantilez: ezplotao.
—Explotando vas a acabar si sigues comiendo como lo haces. Y no quiero pasar facturas, pero si hiciéramos cuentas...
—Ezo ez lo que disen todoz loz ezplotadodez.
—Mira, dejémoslo. No quiero salir de esta conversación con la sensación de que te exploto. ¡Eres producto de mi imaginación, coño!
—Que no hablez mal, Mendugo.
—A veces, un taco no está mal traído.
—Pedo ziempe pod tu padte.
—Me estás poniendo malo.
—Pedo no dehaz d’ezquibí.
—Ni lo dejaré nunca. Sólo quiero cambiar de conversación.
—¿Quiedez que hablemoz del tiempo?
—Sí. Del tiempo que vas a pasar a pan y agua.
—Ezo ez tedodizmo patedno-filial.
—Ni yo soy tu padre, ni tú mi hijo.
—Ezo ez una deitedasión.
—Yo reitero lo que me da la real gana.
—Poz zi uno no puede espesa zu opinión, ezto padese Zidia.
—¡Ay, madre mía! ¿Qué he hecho yo para merecer esto?
—Imaginad que un dano te iba a zeguí la codiente.
—Hablando de corriente... 
—¿Qué?
Ven aquí, verás —no aguanté más y le metí los dedos a Erre C. A. en un enchufe—. Sí que vas a seguir la corriente... A ver si así te callas de una puñetera vez —le espeté al rano, pero su comentario me desarmó.
—Ay, que cozquillaz, Mendugo. Padesen mil hodmigaz zubiendo pod mi baso. Zi lo zé yo antez... Aunque lo mizmo me cobaz la lus, podque ezto conzume, ¿no?


1 comentario:

Crul dijo...

Qué violencia, aunque con gustirrinín.