martes, 6 de noviembre de 2007

Curioso origen el de las guerras

Me enteré la primavera pasada (siempre hay una) por la televisión (doble alegría) que las causas de las guerras, referidas a intereses comerciales o económicos, son menos que aquellas otras que se corresponden con el modo de agrupar y clasificar prójimos, y que sólo los humanos usamos. Eso, al menos, han deducido ciertos científicos. Y no es que me crea todo lo que oigo (no soy tan ingenuo); mas, siendo considerable el tiempo que he tenido para pensar en ello, llego a la conclusión de que hay mucha verdad en esa información. Lo traigo a colación pues va llegándome la hora (ya está bien) de arrancarme tópicos y sacudirme eslóganes ambidiestros. Nunca es tarde para aprender, ni para ensanchar miras. Hoy, mejor aseado de conciencia, me noto un poquito más libre y más ágil para observar lo que me rodea. Sea para bien y para seguir pensando, porque como Borges escribió, pensar es olvidar diferencias.

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