Reducido a escombros,
su futuro.
En construcción
su soledad;
eso sí,
una sola.
Le llamó el soldado.
Atrayente figura
en carro de hierro.
El disparo,
ni se oyó.
¿Para qué?
Y ahí tienes,
en el suelo de cualquier Jerusalem,
los escombros
y la única soledad.
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