Ha estado en letargo cerca de tres años, y hace una semana, desde su atalaya, me guiñó un ojo. O eso me pareció. No le di importancia, pero anteanoche, mientras dormía, se presentó en mi sueño, me sacó la lengua, abrió su bocaza y me dijo: “Ya no habo mal, m’he compao un joyedo, y guaddo en él mis collades… ¡Ah!, y ya sé decí la ede".
Ayer, lo primero que hice después de levantarme fue ir a ver ese muñeco. Está donde lo dejé tal que un 20 de noviembre de hace tres años; y me sonrió. Luego, durante estos días, le he dado vueltas al sueño. Y, en más de una ocasión, me he descubierto con un reproche irónico entre los labios: “Ya sé decí la ede, Ya sé decí la ede… Será ingenuo, el rano”. (Cada vez hablo más sin interlocutor). Hasta hace cinco minutos le he ignorado, pero ya es imposible, porque cuando he entrado en mi zulo, se me ha tirado a la espalda, me ha agarrado del cuello y ha gritado: ¡YA EDA HODA COLEGA!”. He sido incapaz de contestarle, porque no estoy seguro de que Mendrugo quiera resucitar.
5 comentarios:
¡¡EEEEY!!
Estamos de enhorabuena :D
... continuamos!!
(Gracias)
Que contentos estamos!!!!
YA ERA HORA COLEGAAAAAAAA!!
Yo también sé decí la ede, espedo que me dejes subidme a tu espalda como él, aunque mi cabeza pese más que la suya.. :)
Gracias a los cuatro.
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